Ahora que ha pasado el día de San Pedro Regalado, patrón de Valladolid y de los toreros, bueno es traer un día de toros como aquel que paró el santo de la Aguilera, cuyo cuerpo yacente se encuentra allá en Aranda de Duero en una iglesia que siente y bendice todos los años los trastos de los toreros, con dos instantáneas más que curiosas.
En esta ocasión se recoge el anecdótico salto de un toro de la ganadería mexicana de la Golondrina por el mismo lugar en donde saltó años atrás el toro llamado «pajarito» cuyo vuelo también fue espectacular alcanzando la fila de la barrera pese a la cuerda metálica que evita y delimita el asiento.
Si nos fijamos en los pocos personajes que aparecen en la instantánea gráfica tomada por Guillermo Leal en la plaza México hace un par de días, hay caras y momentos inolvidables sobre todo para aquellos que en alguna ocasión hemos visto de cerca el hocico de un toro cuando saltaba la barrera.
Esa curiosa la mujer que ríe del sucedido al encontrarse ella lejos del lugar, aunque la niña seguro que no olvidará el hocico del cornúpeta pues al verlo venir abre sus ojos de forma exagerada. Tampoco la que tiene el cubata de la mano y que con el susto derrama la bebida en un chorrete de miedo sobre su acompañante.
Tranquilo el de la máscara, sentado lejos del incidente y que mira con total tranquilidad la acción, mientras el guardia del callejón se esconde bajo la gorra y se agacha en su localidad viendo la panza del toro.
Estas dos fotografías nos traen una consideración cuando los callejones de las plazas de toros se encuentran con personas fuera de los burladeros de protección y pululan por ellos como si nunca fuera a suceder un incidente como el comentado.
Aquí por nuestra tierra está regulada la permanencia de personas en los callejones de las plazas de toros por una Orden del día 30 de mayo de 2005 con cuatro artículos nada más pero que dejan meridianamente clara la responsabilidad de los titulares de las plazas de toros permanentes y en su defecto los empresarios de las mismas para hacer realidad el cumplimiento de la norma establecida.
Y como es bien cierto que tratándose de toros bravos, la atención y resguarda debe ser tomada en cuenta y consideración por quienes estén cerca de ellos, estas fotografías enseñan lo que puede pasar en cualquier festejo taurino.