San José Obrero, primer trabajador Cristiano

por Antonia Núñez Millán

Solo el hombre puede trabajar: los animales  desarrollan una fuerza bruta, las maquinas dirigidas por el hombre, producen ciertos objetos, pero solo el hombre es capaz de trabajar con inteligencia y voluntad, y por tanto con libertad y con amor. Un trabajo así, verdaderamente humano, no es un castigo ni un mal necesario sino un don de Dios. Y si se realiza procurando hacerlo lo mejor posible y se lo ofrecemos a Dios adquiere un valor divino.

San José merece ser llamado el primer trabajador cristiano, por ser el primero que trabajó con Jesús y para Jesús.

Rafael, hace muchos años cantaba una canción dedicada al trabajo que decía así: “El trabajo nace con la persona va grabado sobre su piel…”

Con el trabajo colaboramos en la obra creadora de Dios por medio de nuestra inteligencia, es un testimonio de la dignidad de la persona. Es ocasión de desarrollo de la propia personalidad. Vínculo de unión con los demás seres, fuente de recursos para sostener a la propia familia, medio de contribuir a la mejora de la sociedad en la que se vive, y al progreso de toda la humanidad.

Conocemos por nuestra cultura, que ha habido personas y las sigue habiendo  que por sus investigaciones trabajo y esfuerzo, han contribuido al progreso de la sociedad en todas las ramas del saber. Las ciencias, la astronomía, la gastronomía, la medicina. Hace relativamente poco, venia el nombre del Dr. que descubrió la anestesia epidural. Era de Huesca y se llamaba Pagés Miravé, falleció cuando volvía de sus vacaciones con su esposa y sus cinco hijos, tenía solo 37 años. En Huesca le han dedicado una calle y en Madrid también.

Fue destinado a la guerra de Marruecos, donde tuvo que intervenir a tantos soldados que puso en práctica un nuevo tipo de anestesia para poder acelerar sus efectos, y poder atender a un número mayor de heridos, siendo el descubridor reconocido en el mundo entero de la anestesia metamérica que se llamó epidural.

En gastronomía, vi hace unos quince días la entrevista que le hacían al dueño de la Casa Lucio, que tiene en Madrid un  Restaurante que lleva su nombre. Por él han pasado grandes personalidades  de la política como el Presidente Clinton, los Reyes de España, escritores como Vargas Llosa…..

A sus 90 años sigue estando en el restaurante porque dice que la cabeza la tiene muy clara. Es una persona muy buena, con mucho sentido del humor. Le acompañaba su hija, y el entrevistador le pidió que escribiera una frase de las que dice su padre, y puso. Que su padre trabajaba para hacer felices a los demás.

Al preguntarle por su mujer contó que había fallecido en el “Covid”, que había sido tremendo como todos sabemos. Que había sido una mujer muy buena que había sabido educar a los tres hijos  inculcándoles el amor al trabajo, la honradez, el ser personas educadas y buenas.

El trabajo para un cristiano, al haber sido asumido por Cristo, que pasó 30 años de su vida ejerciendo el trabajo de carpintero que le enseño San José, es su medio de santificación haciéndolo lo mejor posible y ofreciéndoselo a Dios.

 Si no somos  autónomos y trabajamos en otro sitio  y  con otros compañeros/as debemos ser justos, honrados, responsables, puntuales, educados y amables en el trato, no generar envidias, ni pensar mal de los demás solo por sospechas infundadas.

No sorprendernos que nos cansemos, porque el trabajo, unos más que otros exigen esfuerzo. No somos tan ingenuos como aquél  que le dieron una pala y pregunto” ¿Dónde se enchufa esto?”.

Y para los que no tienen trabajo, hay que pedirle a Dios que mueva las conciencias de los políticos que les corresponda que generen puestos de trabajo. Porque el problema no es solo que la persona no trabaje, sino que están expuestas a caer en el vicio del alcohol, la droga….

Y para los que su ocupación no sea precisamente el trabajo, le ofrecemos a Dios lo que tengamos: las limitaciones, los sufrimientos físicos o morales, para Dios todo lo nuestro le interesa, lo que debemos hacer para nuestro provecho es ofrecérselo con amor y con ello nos estamos también lo mismo que con el trabajo,  ganando  el Cielo que en definitiva es para lo que estamos en esta tierra.

Humor: Un parado entra en una agencia de colocación y pregunta: ¿Tienen algún trabajo para mí? ¿Le interesa de jardinero? No, mire, lo que necesito es que me lo den a mí.

Un inspector de Sanidad le dice a un pastelero: Voy a denunciarle ¿Pero por qué? Por vender brazos de gitano sin vacunar.

Antonia Núñez  (Valladolid)

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