Panamá, un crisol de culturas

por Ivan Morales

Llegué a Ciudad de Panamá el 3 de agosto del presente año para realizar mi voluntariado por el periodo de tiempo de un mes. Martín, uno de los frailes de la orden agustiniana perteneciente a esta congregación, nos recogió amablemente en coche para trasladarnos desde el aeropuerto de la capital hasta el colegio San Agustín – ubicado en la calle homónima de la capital – en lo que sería nuestro hogar por poco más de un día.

Ciudad de Panamá – concretamente el lujoso barrio denominado Costa del Este donde nos alojamos – no tiene nada que ver con los lugares en los que realizaremos nuestra labor solidaria y altruista durante este mes; los rascacielos, embarcaciones de todo tipo, centros comerciales y las tiendas con las últimas vanguardias en tecnología abundan este ‘escaparate al mundo’ que poco o nada tiene que ver con la realidad de la inmensa mayoría de este país.

Después de una odisea nocturna de 10 horas en autobús desde Ciudad de Panamá hasta Rambala – parando 30 minutos en Santiago – y de un traslado en lancha de poco más de una hora durante un bonito amanecer lluvioso partiendo del puerto de Chiriquí Grande – surcando las aguas del Caribe y del río Cricamola-, llegamos a nuestro lugar de residencia, Kankintú.
Ubicado junto al río en mitad de la selva del estado Ngöbe-Buglé (región poblada en su mayoría por personas pertenecientes a la tribu Ngöbe), Kankintú tiene una población de más de ocho mil personas. En ella se encuentra el colegio San Agustín, centro educativo fundado en 1999 por la orden agustino recoleta que en la actualidad gestiona no sin ciertas dificultades el estado. Los habitantes se sorprenden con nuestra presencia – especialmente al contemplar atónitos el pelo teñido de rubio de Mirian -, y solamente los más osados tienen el valor de prolongar una conversación con nosotros más allá del saludo – por supuesto, en el idioma tribal -. (‘ñantoro’ – hola, ‘kobo Kuidego’ – buenos días, ‘kobo cuidere’ – buenas tardes’).

Al siguiente día otra lancha nos dejó en uno de los lugares donde actualmente realizamos nuestra acción solidaria, Bisira. Situado a 40 minutos de Kankintú en barca – o a dos horas caminando -, el colegio donde fuimos invitados a presenciar la fiesta en conmemoración al Día de los Pueblos Indígenas oferta estudios a todos los niveles en 3 turnos; para los más pequeños, el turno de la mañana; para los adolescentes, el de la tarde; y para los ‘adultos’ (adolescentes con hijos), a la noche.

La educación intercultural bilingüe en los centros educativos – especialmente en las zonas donde predominan las diferentes tribus del país – es fundamental no solamente para preservar la identidad de los pueblos indígenas, sino también para mantener viva la lengua materna y desarrollar un mayor conocimiento y comprensión de sus rasgos socioculturales.

Con esta celebración marcada en una de las resoluciones de la ONU, el centro educativo de esta pequeña localidad realiza un entrañable y significativo homenaje a la cultura ngöbe a través de danzas tradicionales, gastronomía de la zona, vestimentas típicas de las comunidades locales y piezas artesanales a la venta al público.

Gracias a su director, D. Luis Molina, pudimos presenciar este exótico evento no exento de belleza en el que se pudo apreciar en el espíritu de estas gentes el sentimiento de pertenencia que profesan hacia su tierra y hacia sus orígenes y la pasión con que la viven.

– El progreso y la tradición no son incompatibles – le dije a uno de los profesores que se acercó cordialmente a saludarme tras la finalización del acto, y añadí. – Deben de ir de la mano, y es importante que a muy temprana edad se inculque en los alumnos el valor de sentirse parte de una comunidad y de una cultura ancestral que con el paso del tiempo – a partir de la finalización de la futura carretera y la llegada de la electricidad y de Internet a los rincones más recónditos del país, como éste – tenderá inexorablemente a desaparecer.

La educación intercultural bilingüe ayuda a reducir la discriminación y el racismo, fomentando el respeto entre la variedad de grupos culturales. Nuestra misión como voluntarios también consiste en promover los valores de la interculturalidad y contribuir a que especialmente los menores tengan una visión más amplia del mundo y de la vida.

4 comentarios

Silvia 12/08/2023 - 20:01

Que gran labor Iván! A seguir sumando momentos tan mágicos

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Iván Morales 13/08/2023 - 19:34

Gracias, Silvia.

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Antonia Núñez 13/08/2023 - 10:58

Que maravilla qué haya personas que dedique su tiempo de vacaciones a estas labores con las personas más necesitadas de cultura

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Ivan Morales 13/08/2023 - 19:52

Muchísimas gracias.

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