Los niños de Loja

por Ivan Morales

“Acoger, proteger y preparar, para dejar marchar» Hogar S. Ramón y S. Fernando


DÍA 1
“El Hogar S. Ramón y S. Fernando será un centro de protección de menores referente con reconocida credibilidad y prestigio como resultado de su contribución a la atención y protección de la infancia, su capacidad de adaptación y respuesta a las necesidades cambiantes, su administración transparente y alto nivel de compromiso de sus recursos humanos»

Los Hermanos de La Salle gestionan en la actualidad este Hogar en Loja (Granada). Esta localidad – denominada como ´Medina Lawsa´ en tiempos de los árabes – fue reconquistada por los cristianos en 1486 y presenta un gran número de edificios – la mayoría de carácter religioso – que dan testimonio de su pasado glorioso, entre los cuales se encuentra la Alcazaba árabe , el Caserón de los Alcaides Cristianos o el Mausoleo de Narváez.

-«Vienen niños derivados de Asuntos Sociales de la Junta de Andalucía procedentes de familias desestructuradas en las cuales el abandono y el maltrato físico y moral son unas constantes que perjudican su normal desarrollo» – me comenta el Hno. Rafael.

Llegamos al centro antes de caer la noche, después de un largo viaje en coche durante otra tórrida tarde de julio por el centro sur de la península atravesando Madrid. Nos presentamos a los chicos después de la cena – nosotros cenamos con los hermanos y ellos en el patio junto con los monitores – y éstos, después de percatarse de nuestra presencia a pocos metros de nosotros durante su momento de descanso, se fueron acercando como animales heridos en busca de consuelo para preguntarnos nuestros nombres. Nos fuimos sin despedirnos después del paseo a la luz de la luna.


Para hacer de una casa un hogar, ésta debe tener: los hondos cimientos de la lealtad, la alcoba de la intimidad asidua, el refectorio de los obsequios recíprocos, el zaguán de las bienvenidas y las despedidas, la solana de los días apacibles, el resguardo de los días de tormenta, la galería de los diálogos afectuosos, la sala de las muestras de respeto, el granero de la memoria del amor, el pasadizo de la reconciliación, la despensa de la paciencia…” Joaquín Suárez Bautista

¡Cuánto daría por ver a alguno de mis alumnos en la situación en la que me encuentro! ¡Éstos sí que deberían estar enfadados con el mundo, y no tú! Tus padres te apoyan y te quieren; no te gritan, y te dan siempre otra oportunidad; no te pegan, y respetan tu espacio y tus tiempos; en definitiva, te quieren. Esto no ocurre con los chavales que se encuentran aquí, cuyas miradas lánguidas y su débil y entrecortada voz delatan un pasado oscuro, traumático en la mayoría de los casos, que en algún momento de sus cortas vidas les partió el alma para siempre.


DÍA 2
Prácticamente no estamos con los chavales debido a nuestra principal labor diaria: sanear la red de riego de las zonas verdes del centro. «¿No cenáis hoy con nosotros?», «¿venís a las piscina con nosotros esta tarde?» o «¿jugáis al fútbol en el parque después de cenar?» son algunas de las demandas que nos llegan y que no sabemos contestar puesto que tenemos que realizar nuestro trabajo y, en parte, porque tampoco queremos interferir en la dinámica del Hogar.

DÍA 3
– «A mí me han puesto más de 10 partes. Una vez me dijo el director, ´tienes que rellenar y firmar este documento y me lo entregas mañana´. Al día siguiente se me olvidó, y le dije que se pasara de mí. Otro parte.» – me dice sonriendo G., un chico rubio, de ojos azules y bien vestido – según los hermanos, un ´alumno de dieces´- durante uno de los descansos en los que puedo sentarme junto a ellos sobre un trozo de césped artificial de forma cuadrangular situado en el centro del patio.

En este día visitamos la casa natal de Federico García Lorca en Fuente Vaqueros, una pequeña localidad a media hora en coche de Loja. En la actualidad, numerosos murales y estatuas en torno a su figura pueblan las distintas calles de este pueblo situado en la vega el río Genil que le vio nacer. Me pregunto si en los tiempos convulsos previos a la Guerra Civil Federico era igual de aceptado y querido entre su gentes como lo es en la actualidad. Al igual que el resto de las edificaciones del lugar, el museo no es muy grande, y es un recinto sencillo y acogedor. Se entra por lo que era el establo, y se accede a sus habitáculos interiores tras atravesar un precioso patio interior salpicado de plantas y flores y de un pozo de piedra de poderosa presencia. Las habitaciones nos muestran lo que sería en esa época el día a día de aquella familia compuesta por un labrador, una maestra y varios hermanos – él era el primogénito -. Destaca la presencia de un maravilloso piano colocado en una de las salas donde seguramente Lorca practicaba a diario una de sus aficiones favoritas, la música – él fue amigo del gran maestro Manuel de Falla con quien colaboró en multitud de ocasiones -, y una exposición de objetos y murales explicativos centrados en otro de sus hobbies, el teatro de marionetas, afición que brotó en él prácticamente siendo un niño y que posteriormente se desarrolló completándose con la formación – siendo ministro de la República un buen amigo suyo, Fernando de los Ríos – del teatro ambulante “La Carraca”, compañía de teatro universitaria que recorrió poco antes del levantamiento militar los rincones más pobres y analfabetos del país.


PUEBLO
Sobre el monte pelado
un calvario.
Agua clara
y olivos centenarios.
Por las callejas
hombres embozados,
y en las torres
veletas girando.
Eternamente
girando.
¡Oh pueblo perdido,
en la Andalucía del llanto!

F. G. Lorca

DÍA 4
Uno de los momentos del día que mejor se prestan para charlar sobre cualquier tema es durante el paseo de Canela, la mascota del Hogar, una perra ´de agua´ que vive con la Comunidad e interacciona constantemente con los niños.
– «La presencia de Canela en el Hogar, del mismo modo que ocurre con pacientes de hospital o con personas mayores de las residencias de ancianos, mejora en nuestro caso distintos aspectos en los niños como puede ser la autoestima, la confianza en uno mismo y en los demás, etc. Tener una animal entre nosotros es un plus para todos.»- me dice el hermano.

Hoy he tenido la oportunidad de apoyar en las tareas escolares a una niña que estudiaba inglés. Realizaba ejercicios de un nivel más bien medio alto sin prácticamente pensar en las respuestas. Se sintió bien que la acompañara y que la explicara las distintas formas verbales en un trozo de papel con un boli rojo y otro azul.
– «Yo le explicaría las formas verbales por separado y haría ejercicios de cada apartado cada día» – le comentó a Emilio, uno de los monitores que trabajan aquí. – «Habría que enseñarla también vocabulario, verbos, etc. En mi opinión, es preferible ir poco a poco asentando los aprendizajes básicos para, a continuación, ir añadiendo más contenidos de manera progresiva.» – finalizo diciendo.

Pero mi propósito en este caso se cumplió: acompañé a la persona en esta actividad en concreto y pude charlar de una manera cercana con ella independientemente del resultado de la misma. En otras palabras, compartir un momento enriquecedor con ella desde el punto de vista social y personal es, en ésta y en muchas otras ocasiones, igual o más importante que aprenda – en este caso en concreto – a distinguir el pasado simple del pasado continuo en inglés.

DÍA 5
Los momentos del desayuno, de la comida y de la cena también son excelentes para intercambiar impresiones de todo tipo en las experiencias de voluntariado.
– «El sistema educativo actual no cubre las necesidades de nuestros chicos» – nos comenta durante el desayuno el hermano José Antonio, director del Hogar -. «Tenemos una niña en tercero de la ESO que prácticamente no sabe leer. Nuestro objetivo es que se sientan bien, pero nos da mucha rabia no poder ayudarles de manera apropiada con las tareas escolares» – nos acaba diciendo.
Los días se suceden y el final del voluntariado está cerca. Con el paso del tiempo vivimos en ´otro Hogar´, y es que el trato con los muchachos es más cercano, más personal, más humano. Cuando se rompen las barreras de la timidez y de la desconfianza, prácticamente tenemos que marcharnos.

DÍA 6
Los días se suceden con rapidez, y el final del voluntariado está más cerca. Aún así, se siguen descubriendo detalles que nos desvelan parte de la historia de los muchachos. Por casualidad entramos en la habitación de C., una niña conflictiva de etnia gitana con un posible caso de maltrato y abuso a sus espaldas. Las dos persianas abombadas y semicaídas apenas dejaban pasar los rayos del sol, pero aún así se podía adivinar el ´desorden de su interior´: ropa sucia por los suelos, cama sin hacer, agua en los lavabos…y en uno de los corchos que colgaban de las paredes, entre fotos de excursiones y recortes y dibujos de cantantes y de personajes de Hollywood actuales – todo entremezclado -, la foto de su padre, quizás el posible maltratador.

-«Es probable que abandone el centro en unos meses» – nos comenta el director -. «No es capaz de adaptarse a la dinámica del hogar y su comportamiento altera al resto de los niños» – añade.

Es una niña tímida que siempre te busca con la mirada bajo su omnipresente gorra que la tapa parte de las quemaduras de su cara. Y entre las fotos mencionadas anteriormente, me fijo en su retrato cuando era un bebé.

4 comentarios

Andreina 14/07/2023 - 08:25

«se fueron acercando como animales heridos en busca de consuelo para preguntarnos nuestros nombres.» Me he emocionado con esta frase y muchas otras; sentir el rostro humano con ternura, devolverle la dignidad con una mirada, con un hola yo soy, ¿ y tú?, Sana el corazón, cuando existes, cuando eres. Muchas gracias por compartir tu experiencia.

Responder
Ivan Morales 17/07/2023 - 05:32

Gracias, A. 🫂

Responder
Raquel 17/07/2023 - 05:20

Todavía hay gente buena, enhorabuena por vuestra labor, rescatadores de vidas.

Responder
Ivan Morales 17/07/2023 - 05:32

Gracias, Reichel. 😘

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