La previsibilidad de los Óscars

por Ivan Morales

La ceremonia The Oscars -inmerso en un poderoso ´establishment´ cuyos tentáculos abarcan no solamente el cine, sino también la política y otros poderes fácticos- ha vuelto a cumplir las expectativas ´Made in USA´ de la gran mayoría de público al que va dirigido.

Celebrado un año más por estas fechas en el Dolby Theatre de Los Ángeles, no ha sido una sorpresa que el filme Oppenheimer se convirtiera en la gran vencedora de la noche tras conseguir siete estatuillas: mejor actor de reparto para Robert Downey Jr., mejor montaje, mejor fotografía, mejor banda sonora (maravillosa), mejor dirección, mejor actor protagonista para Cillian Murphy (Tommy Shelby en la fantástica serie de TV Peacky Blinders) y mejor película. Y es que, a pesar de ser una gran película con una argumentación aceptable y unas excepcionales interpretaciones, el alegato antibelicista brilla por su ausencia sin dejar margen al cuestionamiento del uso de las armas nucleares.

Pobres criaturas (Poor things) del griego Yorgos Lanthimos, fue la segunda más premiada con cuatro galardones: mejor diseño de producción, vestuario, maquillaje y peluquería y mejor actriz, que ha sido para Emma Stone. Sin duda alguna, una película atrevida de un autor con un sello propio cuyo papel protagonista -papel de ´Frankenstein femenino´- cumple, a mi humilde e inexperto juicio, los requisitos a recibir la estatuilla dorada por la idiosincrasia de, en este particular caso y en muchísimos casos anteriores, el papel protagonista femenino. Y es que en el mundo de la interpretación lo ´retarded´ (lo menciona la película) tira mucho.

Si la excepción cumple la norma, para mí en este caso serían dos cintas cinematográficas premiadas en la gala. La primera de ellas, La zona de interés (The zone of interest) de Jonathan Glazer, director británico que inició su trayectoria creando atractivos anuncios de publicidad. Esta fantástica película recibió dos galardones, el de mejor sonido y el de mejor película internacional, dejando a la española La Sociedad de la Nieve de Juan Antonio Bayona sin el esperado reconocimiento -otra gallo hubiera cantado si la nacionalidad del desafortunado equipo de rugby hubiera sido la estadounidense-. Y la segunda excepción, por la originalidad de su trama, la ganadora al mejor guión original premiada con la Palma de Oro en el último Festival de Cannes; la francesa ´Anatomía de una caída´ (Anatomie d’une chute), dirigida por la directora gala Justine Triet. ¡Bravo!

El galardón a mejor actriz de reparto dio el pistoletazo de salida de la noche del cine con el premio para Da’Vine Joy Randolph por su papel en Los que se quedan (The holdovers). Otro de los grandes premios de la ceremonia fue para War Is Over! Inspired by the Music of John & Yoko como mejor cortometraje de animación. Desafortunadamente para Pablo Berger, creador del filme español Robot Dreams candidata a la mejor película de animación, el premio se lo llevó merecidamente El chico y la garza, otra obra maestra del incombustible Hayao Miyazaki.

Y es que, como me dijo un antiguo profesor que tuve en la universidad, “las cosas deben cambiar para que todo siga igual”. En parte, aplico el cuento.

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