La Estrategia            

por J.A. "GARAÑEDA"

A estas alturas, ya casi nadie ignora que quien gobierna éste y otros muchos países es la masonería; un estado paralelo al propio Estado que, oculto tras los bastidores de una maquinación aparentemente surrealista supone, ni más ni menos, el reverso de esa visión verídica que muchos nos negamos a aceptar como ficción.

Sin entrar a desentrañar los misterios de la existencia de este movimiento secreto –cualquiera puede acceder a sus “filantrópicos” contenidos a través de los volúmenes existentes en las bibliotecas públicas–, podemos afirmar que, la mayor parte de la política y de los gobiernos de los países del mundo actual (al igual que en tiempos pasados) se hallan bajo la dirección oculta de sus logias, verdaderos artífices de las resoluciones tomadas en sus correspondientes parlamentos. Decisiones que, ya sean buenas o malas, siempre acabarán afectando irremediablemente a la totalidad de sus ciudadanos.

En España, durante el régimen del general Franco, este tipo de sociedades generaron temor y recelo en la sociedad, llegando a ser acusados de crímenes y conspiraciones contra el régimen establecido. No obstante, en los tiempos actuales, todo parece indicar (a juzgar por las informaciones vertidas en infinidad de páginas de INTERNET) que, por parte de determinados sectores de poder, existe un interés especial por hacer desaparecer esta idea de la mente de las gentes. Pese a ello, muchos opinamos que este funcionamiento interno de la nación podría venir afectándonos desde la instauración misma de la democracia del 78. Hecho este que se refleja en los innumerables casos de resoluciones discutibles, corruptelas y manejos impropios de una política pulcra e intachable, independientemente de los partidos de gobierno a los que haya estado sometida durante las últimas décadas.

Siendo, por consiguiente, el exacerbado secretismo, la tónica general dentro del cual se mueven este tipo de sociedades, no es de extrañar, por tanto, que la sospecha recaiga permanente y abiertamente sobre ellas. Por algo hubo gobernantes que decidieron en su momento declararlas fuera de la ley. Más que nada por aquello de: “cuando no se tiene nada que ocultar, no hay por qué esconderse”.

En este sentido, la idea tan llevada y traída del señor Sánchez relativiza su posible dimisión; pues conlleva igualmente una carga bastante generosa de sospecha. Y uno no puede menos que hacer sus cábalas acerca del asunto que se esconde tras ello. Porque, tratándose de un personaje tan controvertido política y socialmente, además de miembro del partido socialista (tan tristemente apoyado por muchos), la cosa no puede quedarse ahí. Es decir: sin pensar que algo debe haber detrás que no se nos quiere desvelar. De lo contrario, amigo lector, usted decida: ¿se trata de un típico comportamiento masón, o no?

Muchos observadores políticos andan con la mosca en la oreja, tratando de adivinar dónde está la trampa. Y quizá no anden descaminados. Porque trampa, lo que se dice trampa, muy probablemente la hay. Principalmente porque quienes viven de ello, de la intriga y de la sospecha, se sienten obligados a descubrirla allá donde se encuentre. Pero más que nada porque, conociendo este mundo tan enrevesado en el que vivimos y existimos, no podemos pecar de incautos. O mejor, podemos, pero no deja de ser una estulticia. Antes al contrario, estamos obligados a recordar la vieja picaresca española, siempre basada en la realidad de la vida, para no caer finalmente en el desconsuelo y nos tachemos a nosotros mismos de gilipollas.

En opinión de este humilde servidor, las logias masónicas podrían hallarse involucradas en este trance político. Aunque igualmente, todo podría ser una simple, pero inteligente, jugada del sr. Sánchez y sus colaboradores. Pues, viéndose tan “acosado” por los feos asuntos de su señora esposa (de la que, sin duda, él es cómplice directo y encubridor), sin olvidar el comportamiento tan cobarde que ello supone al echar mano de alguien tan próximo sentimentalmente a él, como jefe de gobierno, para llevar a cabo determinadas actuaciones, por muy lícitas que puedan parecer pero que, a todas luces son “sucias” penalmente, no se trata más que de una auténtica cobardía.

En otro sentido, cabría señalar que puede existir, casi con absoluta certeza, una intención electoralista. Pues, conociendo el voto socialista, siempre dispuesto a apoyar a sus correligionarios, aunque sean auténticos ladinos, sólo cabe esperar de él la “compasión” y la “protección” políticas y sin ambages. Más que nada por el provecho que cada cual espere sacar de su elección. Y eso no lo ignora ni Sánchez, ni el PSOE, que sabe muy bien cómo “tirar la piedra y esconder la mano”. Por consiguiente, la nueva pregunta es: ¿de qué forma considera usted que el Presi puede salir mejor parado, dentro, o fuera del gobierno? La respuesta no es otra que: aun teniendo “en el bolsillo” gran parte de la judicatura, lo lógico sería pensar, como cualquiera puede comprender, desde dentro. Fuera de él, sería una completa temeridad.

Por otro lado, conociendo al interesado, no cabe la idea de que vaya a dimitir por honestidad política; Sánchez se ama, sólo, a sí mismo.

Tampoco por acoso político, como manifestó en su entrevista ayer, en TVE, donde parecía bastante preocupado por mostrar una imagen tranquila pero crítica hacia los partidos de oposición, por, según aclaró: “sentirme perseguido desde hace diez años”. Lógicamente, con la trayectoria de liquidación de todo vestigio histórico nacional y económico a lo largo de estas legislaturas, ¿quién no aprovecha la oportunidad? Pero el Presi, era consciente de que esa imagen era la que debía dar y no otra.

También intentó acusar a quienes no estaban de acuerdo con su política de antidemocráticos. Como si la democracia auténtica no fuese otra cosa que el conchabamiento continuo en todo y en cualquier ocasión con el contrario, para gobernar por decreto, sacar adelante medidas contrarias a la Constitución (o, simplemente, de dudosa legalidad), e incluso todo tipo de réditos electoralistas. Y, en este sentido, Sánchez no estuvo muy acertado; pues, en su discurso se adivinaba claramente la idea que siempre bulló en su subconsciente: en política, sólo hay una manera de hacer las cosas, la mía.

Finalmente, aun considerando los éxitos y los fracasos de este gobierno, sería difícil que consiguiéramos ponernos de acuerdo. Pues, cada cual tenemos nuestro particular punto de vista acerca de las cosas. Sin embargo, la evidencia real se impone ante cualquier juicio personal o de conjunto: la ruina de España, en multitud de aspectos (educación, moralidad, honestidad política, credibilidad de las instituciones, economía, paro, inmigración, imagen frente al resto de los países del mundo, etc.) resulta bastante penosa. Por lo que no deja de ser un hecho triste pasearse por el planeta pensando qué responder ante la pregunta: Y usted, ¿de dónde es?

Aun así, en este caso, de lo que se trata es de acertar qué tipo de solución final tomará el Presi, con la estrategia que ha elegido, de cara al tiempo venidero. Nosotros, particularmente, le animamos a que se decida por la dimisión. Algo muy deseable, dadas las circunstancias, pero a todas luces casi imposible. A no ser que se obrase un milagro que modificase su propia conciencia en relación a su comportamiento. Cosa igualmente bastante dudosa, a tenor de la trayectoria que ha seguido a lo largo de estos años.

En fin, todo esto no son sino las cosas derivadas de mirarnos el propio ombligo. O de considerarnos cualquier nuevo dios del Olimpo. Al final, cuando caemos en la cuenta, comprobamos que nuestra naturaleza humana nos impide mantenernos flotando en las nubes. Así que, confiemos en la Providencia. Sólo ella conoce la respuesta. Ella será sin duda, siempre, la que merezcamos.

1 comentario

Conchi 05/05/2024 - 17:30

Que razón tienes . Muy bueno

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