El pasado viernes 24 de junio tuve la ocasión de presenciar en las fauces del Auditorio Miguel Delibes de Valladolid una de las obras musicales más influyentes del siglo XX, el célebre ballet compuesto en 1913 por el compositor ruso Igor Stravinski titulado ´La consagración de la primavera´ ´Le sacre du printemps´, una maravilla experiencia que me dejó ´tocado´ por su singular belleza no solamente durante la representación de la misma sino mucho tiempo después. Y fue gracias también a la dirección de un entregado Roberto González-Monjas que condujo a los integrantes de la OSCyL de manera magistral.
Marcada por una tensa pelea en la audiencia durante su estreno en París entre dos grupos claramente diferenciados – uno partidario de las melodías tradicionales y otro bohemio afín a las nuevas tendencias musicales de la época – con el tiempo sus siguientes interpretaciones confirmaron la obra como la más rompedora de su tiempo. “La música está saliendo muy fresca y nueva”, comentó Stravinski en una ocasión en su casa de Suiza durante el proceso de composición de la misma.
La obra, que describe el sacrificio pagano de una mujer al comienzo de la nueva estación, se divide en dos partes cada una de las cuales tiene una sección introductora, una serie de danzas y un ritual final. Según Clara Sánchez, “las métricas cambiantes, el ritmo pulsante, las repeticiones, las acentuaciones inesperadas, el uso de las formas rítmicas como temas, la creación de la continuidad a través de rupturas o la evocación de la antigüedad con recursos modernos, son algunas de las características más distintivas de esta histórica partitura en la que toda la orquesta danza”.
Esta pieza musical – que para la crítica musical consagró a Stravinski como uno de los más grandes compositores de todos los tiempos – participó en la película de Disney “Fantasía” estrenada en 1940 en la que se narra la historia de la evolución de la Tierra desde el principio de los tiempos.