El Opus Dei, una de las maravillas de Dios

por Antonia Núñez Millán

Dios a lo largo de la historia del mundo va escogiendo a personas para distintas misiones.

En el Antiguo Testamento se sirvió de los Profetas para que instruyeran al pueblo de Israel en la espera del Mesías. Luego mandó a su Hijo, que nos habló del amor que nos tenía Dios Padre y nos enseñó el camino para llegar al cielo con el ejemplo de su vida y su palabra.

Y en las distintas épocas de la historia contemporánea Dios ha seguido llamando a personas para que le sirvieran de altavoz para la misión que le confiaba.

En el caso del Opus Dei, escogió a S. Josemaría Escrivá para extender por todo el mundo la “llamada universal a la santidad “que todo el mundo podía ser santo con su trabajo en medio del mundo.

El Fundador contaba: “Tengo que decir que yo no he fundado el Opus Dei. Ha sido una voluntad de Dios  que se ha verificado y ya está. Yo soy un pobre hombre y no he hecho más que estorbar” y con su humor característico decía: que el único fundador bueno era el embotellado (el coñac) pero que él era un fundador sin fundamento.  

Ahora la llamada universal a la santidad es doctrina sabida desde que la definió el Concilio Vaticano II, en el año 1965, pero en 1928, esa doctrina no se entendía ni en la misma Iglesia al no haber un cauce jurídico ni eclesiástico donde encuadrarla, y le dijeron al Fundador que habían llegado con un siglo de anticipación. Pero como tenía muy claro que la Obra era de Dios, Él allanaría el camino para que las cosas siguieran adelante, aunque no exento de dificultades, sacrificio, y también calumnias porque al fundador le llamaron hereje y soñador por proclamar ese espíritu. Es totalmente evangélico, es el espíritu que nos enseñó Jesús que nos lo cuenta S. Mateo en 5,48: “Sed, pues, perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” y nos lo dice a todos.

En adelante al referirme al Opus Dei pondré solo, la Obra, para simplificar. Al principio sus miembros como manifestaban una gran alegría, le preguntaron al fundador si hacían voto de alegría, y contesto,  que no.

“Pero mis hijos botan de alegría”. La Santa Sede  en un documento muy antiguo definió a las personas de la Obra que eran: “Sembradores de paz y de alegría.” Y eso es lo que intentamos hacer los que pertenecemos a la Obra, sembrar paz y alegría a nuestro alrededor y con las personas que de una u otra forma nos tratamos, a pesar de nuestras debilidades y pecados.

S. Josemaría, lo mismo que Jesús nos enseñaba con su ejemplo y su palabra el ejercicio de las virtudes. Y cuento un detalle que me viene a la cabeza relacionado con la virtud de la pobreza. Le regalaron por Reyes sus hijas de Roma, una chaqueta para estar en casa, porque la que tenía no estaba muy bien, pero la rechazó porque ya tenía la otra. Y les dijo, hijas mías queréis que no viva la pobreza.

 Y otro ejemplo sobre el perdón, decía que él no había tenido que aprender a perdonar porque el Señor le había enseñado a querer. Hay una anécdota muy ilustrativa sobre este tema. Al terminar la guerra civil española, tuvo que coger un taxi, el taxista le pregunto dónde había estado durante la guerra, al decirle que en Madrid, le contestó ¡Lástima que no lo mataran! Él no se enfadó y le preguntó si tenía hijos y al decirle que sí, al pagarle el importe, le dio más dinero para que les comprara caramelos a sus hijos. Y volviendo a la pobreza que se vive en el Opus Dei no es al estilo franciscano, porque sus miembros son ciudadanos del mundo, y cada uno la vive personalmente según su estado y condición social, como cualquier persona corriente. La pertenencia a la Obra no saca a nadie de su sitio, porque el espíritu del Opus Dei se adapta como el guante a la mano.

Pertenecen a ella toda clase de personas, casados, solteros, viudos, sacerdotes, jóvenes, mayores, sanos, enfermos, de todas las condiciones sociales y de todas las razas. El Opus Dei está extendido por los cinco continentes. Y todos con ese mismo espíritu que Dios le hizo ver a S. Josemaría: el de santificarse con su trabajo, santificarse en el trabajo y santificar a los demás con su trabajo, por medio de su ejemplo, su honradez, su espíritu de servicio y su palabra.

A parte de las personas que he dicho que pertenecen a la Obra, también existen otras que son llamados Cooperadores. Esas personas cooperan con su oración, su trabajo y su aportación económica para ayuda de las labores sociales  que la Obra tiene y sigue promoviendo en todos los países en los barrios más pobres y necesitados. Los hay que no son católicos ni cristianos, estos no ayudan con oración, pero ayudan económicamente precisamente porque ven la ayuda que la Obra aporta a sus países.

Nos infundió un gran amor al Papa y a la Iglesia. En el libro de Camino en el punto 573, dejo escrito: “Gracias Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi corazón” y este otro referido a la Iglesia: “¡Que alegría, poder decir con todas las veras de mi alma: amo a mi Madre la Iglesia Santa! Camino 518”.

Y lo  mismo han hecho los que le han sucedido, D. Álvaro del Portillo, D. Javier Echevarría y ahora el Prelado D. Fernando, continuamente nos recuerda a los de la Obra y a todas las personas que se reúnen para verle en tertulias en otros países les recuerda  la necesidad de rezar por el Papa. Para los de la Obra el Prelado es el Padre, porque la Obra es una familia de vínculos sobrenaturales, y como tal ejercen el oficio de padre y de madre por los detalles a los que llegan, puedo hablar de los tres que han sucedido al Fundador porque he tenido la suerte de conocerlos por los años que llevo en el Opus Dei, que en febrero del 2025, hará 60 años

El día de la Canonización de S. Josemaría, el Papa S. Juan Pablo II, lo definió: “El Santo de lo ordinario”.

S. Josemaría nos decía que la Obra era para servir a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida. Por eso ahora con esto que nos ha pedido el Papa Francisco de presentar los Estatutos de la Obra, acataremos con toda docilidad lo que el Papa decida.

Hoy día hay toda la información que se quiera sobre el Opus Dei. Adjunto esto por si alguno quiere entrar.

https://opusdei.org/es-es/

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