Diego García y «Jarocho», abren la puerta grande en la última de Íscar

por La Senda

Fuente. Federación Taurina

Se cerró el ciclo de la feria de Íscar 2023 con una novillada entretenida protagonizada por tres utreros de Buenavista y tres de Río Grande, nobles pero bajos de fuerza y raza a los que desorejaron Diego García y Jarocho, en tanto Marcos Linares dejó su impronta de novillero firme y decidido ante los dos que le tocaron en suerte.

Media plaza de espectadores, tirando al redondeo, aplaudieron, apoyaron y ovacionaron a los tres novilleros que hoy hacían el paseíllo en una tarde más que calurosa, asfixiante. La novillada estuvo presidida en el palco por Javier Fernández, el pedrajero, que aplicó el criterio de la generosidad frente a la rigurosidad de otras veces, olvidando las voces de los reclamantes espectadores que quisieron se reconociera el esfuerzo de estos jóvenes toreros que han comparecido hoy en Íscar, uno de ellos, Jarocho, entrando en sustitución del anunciado Jaime Hernández. Aunque bien está lo que bien acaba, Y vamos a la enjundia de la novillada.

Los tres de Buenavista, lidiados en 1º, 2º y 3º lugar estuvieron muy por encima de los de Riogrande, santacolomas de mayor trapío y volumen lidiados en 4º, 5º y 6º lugar, bajos de raza y fuerza. Especialmente el 5º un toro con toda la barba que fue aplaudido de salida pero que se deshizo como un azucarillo ante la muleta de Marcos Linares. Y ya se sabe que solo con la fachada y apariencia no se va a ningún sitio. Por empezar con Marcos Linares que le tocó este toraco, el novillero hizo un gran esfuerzo y estuvo firme y entregado en su lidia, con un concepto torero más que acreditado. Tuvo pasajes donde estuvo excepcionalmente valeroso y decidido. Y este novillero pese a no haber obtenido ningún premio en forma de orejas, sin embargo fue capaz de mantener la atención de los espectadores, siempre con oficio y animoso. Me gustó Linares en su forma de lidiar, embarcar, entender y templar la embestida de los dos ejemplares que le tocaron en suerte. Y si con el primero voló su premio por el fallo con los aceros, le volvió a suceder lo mismo frente al quinto, recibiendo además el aviso del usía.

Diego García, novillero cuajado y más que hecho ya, preparado para la próxima alternativa, estuvo poderoso y variado con el colorado de Buenavista que abrió plaza y además siempre en su sitio como director de Lidia. Comenzó su faena, brindada al público, de hinojos y una vez en pie un par de series al natural dieron la medida de este espigado torero de San Sebastián de los Reyes. El final de la faena acorde en todo momento con el temple y el mando ante el utrero, Una estocada entera caída fulminó al animal. El palco le concedió una oreja pese a la petición fuerte de la segunda, creo que con buen criterio, pues el defecto del estoque que entró caído y con derrame, se ve demasiado en los novillos que tienen menos cuerpo que los toros.

Al cuarto le recibió con una larga de rodillas y tras pasar por el varilarguero cogió los palos y banderilleó él mismo, recibiendo una gran ovación. Brindó su faena a la Peña el Abuelo, una de las agrupaciones más singulares de Íscar y, pese a la poca raza del novillo, interpretó Diego García su toreo con ambas manos, concluyendo con unas manoletinas ceñidas y ajustadas, cerradas con un desplante de rodillas ante la cara del toro. Tras pinchar arriba logró una estocada entera. Tardó el novillo en doblar pero un efectivo golpe de verduguillo, tras recibir un aviso del palco, envió al desolladero al de Riogrande.

Los pañuelos tremolaron en la plaza pidiendo la oreja para el chaval de San Sebastián de los Reyes que le fue concedida y le garantizó la salida por la puerta grande de la plaza.

Jarocho que entró en sustitución del anunciado Jaime Hernández cortó una oreja en cada uno de los de su lote, colocando los garapuyos y liberando a la cuadrilla de banderillear, pues lo hizo él mismo con cierta soltura a los sones del pasodoble «España Cañí». Ambas faenas estuvieron marcadas por la decisión y las ganas de triunfo y así ante su primero, bajo de fuerzas y flojo, le instrumentó una serie muy rematada con la mano izquierda, acabando con manoletinas finales y un desplante. Pinchó arriba y por segunda vez logró una estocada entera otorgándosele la oreja. Con el sexto, el toro salió al ruedo al son de la jota de Íscar como ya es tradicional en el coso piñonero, interpretada magistralmente por la Banda de música que amenizó el espectáculo de forma soberana, emotiva y armoniosa. Tras la muy digna faena de Jarocho, tardó en doblar el de Riogrande y de nuevo sonó el aviso pero tras estocada entera, la oreja concedida le dio derecho también a salir en triunfo por la puerta grande.

En resumen una feria esta de Íscar muy interesante en donde hay un aspecto que debería cuidar un poco más el Ayuntamiento y es pedir a los feriantes que se instalan alrededor de los exteriores de la plaza que pongan la música algo más baja al menos hasta que acabe la corrida pues el interior se convierte en un infierno de ruidos, sirenas, bocinazos y sonidos estridentes, un maremágnum ruidoso, pandemónium de locura, que hacen mucho de menos la espectacularidad que se merecen todos los festejos taurinos.

Autor artículo: Jesús López Garañeda

Reportaje gráfico: José FERMÍN Rodríguez.

FICHA DE LA NOVILLADA.

Plaza de toros de Íscar. Última de feria. Media plaza de espectadores.

Tres novillos de Buenavista (corridos en 1º,2º y 3º), nobles, bravos y bajos de fuerza y tres de Riogrande (4º,5º y 6º), parados y bajos de raza, para:

Diego García, oreja con petición fuerte de la segunda y oreja.

Marcos Linares, Aplausos y vuelta al ruedo.

Jarocho, oreja y oreja

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