Descabezadas las imágenes del tímpano en Santa María la Real de Nieva

por Jesús López Garañeda

Hay veces que a uno se le revuelven los higadillos cuando contempla la situación y el estado en el que se encuentran efigies, imágenes, tallas, objetos, paramentos y perfiles arquitectónicos o esculturales del Patrimonio español.

Es verdad que es tan grande, amplio y de tanta envergadura que supone una extraordinaria dificultad y dureza mantenerlo vivo, ordenado, restaurado y puesto en valor por las personas.

El Monasterio de los Dominicos de Santa María la Real de Nieva y más concretamente el tímpano de la portada principal de acceso al recinto se encuentra seriamente afectado por el descabezamiento de las imágenes. Posiblemente el tiempo, los golpes, cantazos y lanzamientos de inmisericordes o infantes inocentes pero que deberían haber sido reconvenidos por cualquiera que les hubiera visto, no hubiera producido semejantes daños.

Tímpano con las imágenes descabezadas

Ahora por detrás de las imágenes anidan las palomas que en la fotografía captada el domingo pasado por mi buen amigo José Fermín Rodríguez se aprecian las cabezas de los palominos demandando el embuchado y el ir y venir de estas aves dañinas que deterioran el sitio. Cierto que la acogida por su tranquilidad tiene para las aves su aprovechamiento, pero si se va dejando que el deterioro aumente junto con la palomina, los picoteos y las deyecciones de los animales sin que el ser humano ponga coto a la irracionalidad animal, no extraña que aumente a ojos vista el deterioro y cualquier otra manifestación artística.

Recorrí  sin prisas y fijándome en todos y cada uno de los capiteles del claustro ajardinado, maravilloso del lugar que da a la localidad segoviana de Santa María la Real de Nieva un empaque, una singularidad y un vestigio del ayer impagable en la memoria de nuestra historia castellana. Estudiado por los libros de arte, documentado y estudiado hasta lo más hondo de su origen, el sitio conforma un ayer que denota bastante a nuestro hoy pero que debería obligarnos a mejorar el mañana para que quienes vengan sigan disfrutando, disponiendo y apreciando su singularidad arquitectónica, ejemplo del hacer de los hombres con sentido espiritual y pleno de vocación hacia la eternidad.

Santa María la Real de Nieva no puede permitir seguir con este descabezamiento de sus efigies más singulares. Y aquí tiene mucho que decir y hacer la Dirección de Patrimonio de nuestra Comunidad. Pues ellos son quienes tienen la palabra y los medios económicos para hacerla realidad.

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