Querido lector: todo indica que el 2024 no va a ser tan feliz como nos lo deseamos. Muchos ya habremos tenido la oportunidad de comprobar cómo nuestros respectivos teléfonos móviles se han petado con los whatsapp que gente conocida nos ha enviado. El motivo, hacernos llegar la noticia de las nuevas medidas que la OMS se propone implementar a nivel mundial, una vez sea firmado por los países respectivos el denominado TRATADO DE PANDEMIAS DE LA OMS.
El video a que me refiero ha sido presentado y difundido por Fernando LOPEZ MIRONES, reconocido biólogo, antropólogo, y profesor universitario en Comunicación y Audiovisuales, tras el cierre de un congreso, celebrado en una ciudad gallega. A él han asistido gran cantidad de científicos, profesionales de la medicina, periodistas, y gentes de otras profesiones, todos ellos pertenecientes a la asociación denominada MÉDICOS POR LA VERAD, y ha estado liderado por Victoria Prego, conocida periodista nacional e internacional.
La difusión de este video tiene por objeto: trasmitir por un lado, al mayor número posible de personas, la necesidad de entender cuáles son las metas que este conglomerado de profesionales persigue, siempre ligadas a la creciente protección de la salud general, mediante la defensa de nuestros derechos y libertades, hoy tan olvidados como socavados inicuamente por una parte de quienes ostentan o detentan el poder en el mundo; por otro, intentar crear un ambiente de inquietud en la ciudadanía, de modo que lo que hasta ahora ha sido pasividad, silencio e inmovilismo se convierta de una vez por todas en respuesta abierta y contundente, dirigida a quienes parecen dispuestos a someternos a toda costa.
Aún está caliente el recuerdo del siniestro encierro a que fuimos obligados durante meses por causa de un “virus” del que nadie ha sido capaz de explicar, ni con la valentía ni con la suficiente claridad, en qué consiste; y del que todavía hoy seguimos aguardando que se nos dé cuenta de ello. El caso es que, de algo que se dio en considerar un mortífero riesgo para la humanidad, muchos hicieron su “agosto” y otros, a la chita callando, usando y abusando de su condición profesional (la que fuese), provocaron un caos nacional que se tradujo en miles de muertes. Decesos que sirvieron además para que la C.E.E. liberase fondos suculentos que fueron a parar a los hospitales con el fin de “poner remedio” a un mal que causó sospechas en no pocos.
A estos que sospechaban de la existencia del tal “virus”, se les dio en denominar, sin ningún tipo de razón convincente, “negacionistas”. Y hasta se intentó, en muchos casos, echarles la culpa de los supuestos contagios de los que otros enfermaban, sin que nadie supiera qué mal era verdaderamente el que tenían. Pero la realidad era que muchos de estos “negacionistas” ajenos a las disposiciones del gobierno y las autoridades sanitarias sobrevivían y continúan sobreviviendo a tan “terrible” virus, mientras que otros, adoptando todas las medidas anunciadas, perdían la vida de modo inexplicable o repentinamente. Tanto es así que, en un determinado momento alguien decidió tomar la medida de no hacer autopsias, quizá para no “pillarse los dedos”.
Hoy, después de cuatro años de tan lastimosa situación, tenemos la sensación de que alguien pretende volver a las andadas, asustándonos con la tan traída y llevada historia de las “variantes”. Un concepto que, insólitamente, continúa sin estar avalado científicamente (o al menos esa es la impresión que da la cosa), pues nadie ha salido a la palestra explicando a los habitantes de este país qué clase de bichito es ese que tanto desbarajuste ha causado entre la población mundial. Por el momento, a algunos nos complacería bastante que algún científico, o alguna lumbrera médica nos desvelase en qué consiste exactamente ese diabólico animalito que nos trae a todos a mal traer. Y no es que no creamos en su existencia, Dios nos libre –no tenemos ningún interés en que nos pongan el sambenito de NEGACIONISTA. Al contrario, serviría para acallar nuestras vocecitas, a la vez que dar satisfacción definitivamente a nuestras dudas, haciéndolas desaparecer para siempre.
Sea como fuere, la cuestión es que, según estas últimas noticias que nos llegan a través de las redes sociales (de las que nunca puede asegurarse su fiabilidad), tanto los medios de comunicación como la propia OMS y una buena parte de personas profesionales del mundo médico y científico, continúan defendiendo la existencia de esos bichitos tan mortíferos, que mutan continuamente sin permitir que nada ni nadie los identifique de manera inconfundible, y así poder hacerlos desaparecer definitivamente de esta tétrica escena en la que nos ha tocado jugar un papel que malditas las ganas que teníamos de hacer.
En resumidas cuentas, que aún no sabemos cuál será el final de esta novela negra. Una composición que, sin ser literaria, parece extraída de esas estanterías llenas de telarañas que aguardan silenciosas en los sótanos de las bibliotecas especializadas en temas de terror, y que, tristemente, sirven para divertir a locos, insensatos, y algún que otro tirano, al tiempo que para desquiciar a todos los que, creyendo que no son más que cuentos, se dejan arrastrar hasta lo más profundo del miedo, convirtiéndose así, como auténticos bobos, en títeres del asustador.
Esperemos que estas líneas sirvan, al menos, para despertar la curiosidad en aquellos que, llevados de su buena fe y de su espíritu bondadoso, todavía siguen pensando: todo el mundo es bueno. Pues no, amigos, todo el mundo no. El mundo, este en el que habitamos, convivimos y nos comunicamos está lleno de pillos, rufianes y malhechores; además de una gran cantidad de hijos de puta. Gentes que viven a costa de otros que se dejan engatusar fácilmente por sus mentiras y por sus discursitos baratos, pero bien elaborados y llenos de falsas virtudes. De modo que, no os lo creáis todo. Y menos aún lo que puedan contaros en las cadenas de televisión, en las de radio, o en la prensa. No todo es verdad. Y no todo es como nos lo cuentan. Porque el mundo, tampoco es cómo fue creado. En él existe un inframundo invisible, con el que pretenden convertirnos, con toda clase de subterfugios, en enanos mentales. Y, cuando lo consigan (ya casi lo tienen), nos sobrevendrá el desastre. Ya lo adelantamos en otro de nuestros artículos; Demócrito en esto era un fenómeno. Pero hoy, casi nadie parece querer hacerle caso. ¿Que quién era Demócrito? Uno que pensaba: “Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa”.
¡¡¡HAGAMOS ALGO!!! De lo contrario, puede que más pronto que tarde nos obliguen a todos a vacunarnos, además de encerrarnos en nuestras respectivas casas. O en sitios peores. No es broma.