Termina prácticamente la Semana Santa con la vuelta de imágenes a sus lugares de origen y con el Encuentro glorioso del Domingo de Resurrección en el que muchas manos, esfuerzo y trabajo ha sido desplegado por los cofrades de las diversas y distintas cofradías tordesillanas. Todos ellos, desde el primero hasta el último, son protagonistas de unos actos religiosos desarrollados en la calle a manera de catequesis ambulante que recuerdan y reverdecen el significado de la civilización occidental y su pilar básico, el cristianismo.
Cerramos la página de la Semana Santa 2024 con el homenaje a todas y cada una de las Cofradías, pequeñas y grandes. Ellas son el sustento de esta historia y sin ellas poco o nada podría hacerse.
A los cofrades viejos, decanos que aún desfilan con su hábito y la imagen venerada, el reconocimiento. A los nuevos, que llegan pujantes de ilusión y con la sonrisa en los labios, la mejor acogida, el ánimo, las gracias y el apoyo por su decisión contrastada cada día.
Hermanos de luz y penitencia, de sonido y carraca, de hábito y vara. Ellos son el temple de nuestra Semana Santa tordesillana. A todos ellos, gracias.