Con cierto retraso, pero haciendo buena la frase «Más vale tarde que nunca» aquí les presentamos la última edición de Titirotorde.
Para el colegio Divina Providencia de Tordesillas, ha sido nuevamente un motivo de satisfacción la celebración del festival de teatro Titiritorde en las calles de nuestra localidad principalmente por dos motivos: en primer lugar, por ver la culminación de jornadas de trabajo y ensayo dentro del proyecto educativo ´ODS-illas del alumnado participante y, por otro lado, la respuesta solidaria de todos los presentes en beneficio de las víctimas del reciente terremoto que sacudió violentamente las vidas de los habitantes de Siria y Turquía.
En esta jornada tan especial, el alumnado de las diferentes etapas educativas que se imparten en nuestro colegio mostró al público – a través de propuestas tan dispares como la puesta en escena de obras de teatro, realización de sketches de expresión corporal o actuaciones musicales – el resultado de un trabajo y esfuerzo previos entorno a distintos contenidos marcados en el currículo educativo. Pero fue también, por desgracia, una forma de responder a las necesidades del pueblo sirio y turco que ha sufrido en sus propias carnes un destino trágico e impredecible: un terremoto de una magnitud de Mw 7.8. Quisiéramos de nuevo dar las gracias a todas las personas presentes en las distintas actuaciones que no dudaron en donar cualquier cantidad de dinero para mejorar de alguna manera las vidas de los habitantes más desafortunados de la Tierra por esas fechas.
Titiritorde se ha vuelto a convertir en el fruto de una idea metodológica que recoge objetivos, contenidos, actividades, pensamientos, etc., y la experiencia docente a lo largo de toda la vida profesional del profesorado implicado en su realización. Con Titiritorde volvemos a readaptar de nuevo nuestra forma de educar hacia un enfoque más humano y más social, volviendo a asumir la verdadera noción del ser humano que aprende a través de la concienciación de la situación personal, política y social del prójimo que, lejos de nuestras fronteras, ha sufrido el verdadero infierno del infortunio.
