Con estas palabras que San Pablo les dirigió a los romanos, convocó el Papa el Jubileo del año 20025.
Los Jubileos no son temas de ahora, ya se hacían en el Antiguo Testamento, entonces se celebraban cada 50 años; la fecha ha ido variando y ahora son cada 25. El último fue con San Juan Pablo II para celebrar los 2000 años del Nacimiento de Cristo.

La Esperanza no defrauda podemos fallar nosotros, pero Dios es fiel a sus promesas y a su amor por nosotros.
La Esperanza cristiana es un “don” no se puede conseguir solo con las fuerzas humanas, pero si podemos disponer el alma para recibir los dones de Dios, especialmente la fe, la esperanza y la caridad.
La esperanza es una virtud humana fundamental porque todos esperamos algo. Siempre estamos esperando los frutos de nuestro trabajo, esperando bienes posibles, esperando el fin de todo tipo de situaciones.
El Papa nos dice: “En el corazón de toda persona anida el deseo y la expectativa de un bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana.”

El objeto de la esperanza teologal, también la natural es la salvación, la felicidad eterna con Dios. Dice San Pablo: “La esperanza en lo que nos está reservado en los cielos.”
La fe es el fundamento de las cosas que se esperan. Y no es una fe y una esperanza abstracta se fundamenta en el amor que Dios nos tiene a cada uno. Que por salvarnos y llevarnos al cielo mando a su Hijo Jesucristo a la tierra para que nos redimiera por medio del sacrificio y de la cruz.
Nos lo recuerda San Juan en su evangelio con estas palabras.”Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en El.”
El sabernos hijos de Dios nos da paz, tranquilidad y serenidad; y eso nos lleva a no intranquilizarnos demasiado por lo que nos pase sea lo que sea.

Se pueden tener esperanzas humanas, pero esas terminan con la vida. Sin Dios no se puede tener esperanza en algo definitivo.
Para ganar el Jubileo y lucrar la Indulgencia Plenaria en cada ciudad la diócesis ya dice en que Iglesia se puede ir a ganarlo, aquí en Valladolid es en la Catedral y en el Santuario de la Gran Promesa. Esta Indulgencia es aplicable también para las almas del Purgatorio.
Las condiciones para ganar la indulgencia plenaria son las de siempre, la Confesión y Comunión eucarística, rezar un padrenuestro y un avemaría por las Intenciones del Papa esto nos une a la Iglesia Universal, y un deseo sincero de rechazar el pecado incluso el venial.

El Sacramento de la Confesión nos dice el Papa significa ser envueltos en un abrazo caluroso. Es el abrazo de la infinita misericordia del Padre. Cada vez que nos confesamos Dios nos abraza y hace fiesta. Y subraya que cuando el mismo va a confesarse lo hace para sanar y curar el alma para salir con más salud espiritual.
La indulgencia plenaria, es un regalo extraordinario de la Iglesia Católica que permite la remisión completa de la pena temporal que queda después que los pecados han sido perdonados. Es un acto de amor que nos permite presentarnos ante Dios purificados y libres de cualquier mancha.
El sentido espiritual del Jubileo, nos sirve como una invitación a la conversión personal y a la reconciliación con Dios y con los demás y para renovar nuestra fe, profundizar en la vida de oración y realizar actos de caridad hacia los más necesitados.

Y para poder sacar fruto de este Jubileo, le pedimos ayuda a la Virgen, que una de las ultimas advocaciones que el Papa a añadido a la Letanía del rosario es Madre de la Esperanza. Con esa esperanza acudimos a Ella en petición de ayuda.
Humor: Llaman a la puerta, y al abrir, un hombre le pregunta a la señora de la casa. ¿Quiere ser usted testiguo de Jehová? ¿Yo? pero si no he visto el accidente…