«Para que la dignidad del trabajo humano, y los principios que la sustentan sean grabados profundamente en las almas, Pío XII instituyó la fiesta de San José obrero, a fin de que brinde su ejemplo y protección a todas las uniones de trabajadores»
Origen de la fiesta
En Estados Unidos, la Federación Americana del Trabajo, convocó para el 1 de mayo de 1868 una huelga general pidiendo que se estableciese la jornada máxima de trabajo de 8 horas, la huelga fue especialmente seguida en Chicago, donde se prolongó durante los días 2 y 3, con numerosos heridos y muertos.6 El Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. A lo largo del siglo xx, se extendió por la mayor parte de los países la celebración de ese día como fiesta del trabajo, con un carácter reivindicativo, aunque suavizado por la propias conquistas sociales, y su consideración como una fiesta laboral.
En ese contexto reivindicativo en el que Pío XII decisión establecer la fiesta litúrgica de San José Obrero el 1 de mayo. Así lo comunicó en el discurso dirigido a la Associazioni Cristiane Lavoratori Italiani (ACLI)7 el 1 de mayo de 1955. Comienza su discurso recordando que desde el origen de la ACLI, el papa había puesto a esta asociación bajo el patrocinio de San José. Se refiere después a la labor que los cristianos han de realizar para dar un sentido cristiano al trabajo, y hacer que la justicia reine en las relaciones laborales. En este sentido afirma que como
Vicario de Cristo, queremos reafirmar [estos valores], aquí, en esta jornada del 1 de mayo que el mundo del trabajo se ha otorgado a sí mismo como celebración propia, con la intención de que todos reconozcan la dignidad del trabajo, y que este inspire la vida social y las leyes, basadas en el reparto equitativo de derechos y deberes. Así el 1 de mayo, acogido por los obreros cristianos, y casi recibiendo el crisma cristiano, lejos de ser un despertar de la discordia, el odio y la violencia, es y será una invitación recurrente a la sociedad moderna a hacer lo que aún falta. a la paz social. Fiesta cristiana, por tanto; es decir, un día de júbilo por el triunfo concreto y progresivo de los ideales cristianos de la gran familia del trabajo.
Pío XII, Discurso del 1 de mayo de 1955.8