Celebrado en la plaza de la Flecha en Arroyo de la Encomienda, siendo ambos quienes pusieron sus cartas en la mesa de la torería, Dos toreros muy jóvenes, uno, Marco Pérez, todavía novillero a punto del doctorado en esta temporada y otro, el de Cantalpino Ismael Martín, han puesto hoy una pica en Flandes durante el festival taurino solidario entrega, decisión, arte y dedicación y sobre todo ganas que suelen ponerse y expresarse cuando los años todavía no han ajado los cuerpos.

Ismael, torero que tomó la alternativa en Burgos y que dejó su impronta en Valladolid y en Salamanca durante las ferias pasadas de septiembre, y que entró por la vía de la sustitución en el festival, hoy ha estado redondo, lidiando, banderilleando, toreando, citando y entrando a matar con la decisión canónica del volapié sin trampa ni alivio. Y eso que primero pinchó sin soltar en todo lo alto en su primera entrada. Nunca sabremos el porqué los jóvenes quieren entrar a la mesa torera y poner todo su empeño para lograr fama y dinero de contratos.

Este es el camino, el de Ismael Martín, llevando su forma de entender el toreo con aplomo y mostrando su gracia, sin trampa, ventaja ni cartón.
Y el otro joven, el novillero salmantino Marco Pérez, encumbrado desde niño en esto del espectáculo taurino ha sido un dechado de virtud acrecentada, asentada, increíble por su forma de adornar y ligar los muletazos a un toro de lidia.

Es verdad que le tocó el mejor ejemplar de la tarde de Castillejo de Huebra, noble, bravo, incansable y repetidor que embestía sin abrir ni la boca. Lances de todos las formas y maneras con ambas manos, dominador de la faena de muleta y poniendo al plaza a revientacalderas, como se dice en el argot.
Hoy, la verdad que en el IX Festival solidario de la Flecha ha brillado la estrella de dos jóvenes toreros que van a dar más de una tarde de gloria en su deambular por las plazas de toros en todos los campos de España. Y eso es de reconocer y de encumbrar.