DECÁLOGO DEL MAL

por Ivan Morales

A continuación os enumero una serie de pautas que, como padres y/o educadores, deberíamos tener en cuenta a la hora de criar a un verdadero monstruo, un ´futuro delincuente´ como diría el juez de menores Emilio Calatayud.

  1. Desde muy pequeño no debemos negar nada al retoño, sino darle TODO lo que pida en TODO momento. ¡Ningún trauma a tan temprana edad, por Dios!
  2. Es importante evitar la corrección ante cualquier comportamiento negativo, bien sea charla o castigo. ¡Cómo vamos a contradecirle permitiendo que nuestro pequeño grite y/o llore rompiendo su alma en pedazos! ¡Pobrecito!
  3. Si tenemos en cuenta sus rutinas diarias, como es el caso de la alimentación, éstas se basarán en sus preferencias y gustos. ¡Cómo obligarle a comer unas lentejas con lo deliciosas que son unas patatas fritas de bolsa!
  4. Si hablamos de derechos y deberes, deberes, ninguno, derechos, todos, y entre ellos jugar en cualquier momento del día y de la semana a juegos, videoconsolas, etc. ¡Cuanto más violentos, mejor!
  5. En relación a las tareas del colegio, la criatura no tiene ningún tipo de responsabilidades más que jugar y divertirse. ¡Qué es eso de perder el tiempo haciendo ejercicios como leer y escribir! Eso sí, si los hace, que los haga solo, sin molestarnos.
  6. Debemos procurar interferir siempre que se pueda en su vida personal y social. Eso incluye leer su correspondencia o resolver los posibles conflictos que tenga con sus iguales para, de esta manera, evitar cualquier tipo de desilusión que le afecte emocionalmente. ¡Con lo mala que es la gente!
  7. Dedicar un tiempo diario a hablar con él o ella es una pérdida de tiempo. Ya irán aprendiendo todo por sí solos o a través de los medios de comunicación y/o redes sociales. ¡Después de un duro día de trabajo, nuestro tiempo de ocio en casa es sagrado!
  8. Ponerse en contra de las personas que tratan de educar al niño si eso beneficia a sus pueriles intereses es una opción de lo más razonable. Raras veces el niño malinterpreta lo que ocurre a su alrededor, y casi siempre estas situaciones de acoso y agravio son debidas a una actuación inaceptable por parte de los otros (profesor, entrenador, etc.).
  9. Nada de educarles espiritualmente. Valores como la igualdad, el respeto, la tolerancia o la solidaridad no tienen cabida en un ´mundo vampírico´ donde la competitividad, el éxito o la fama rigen su dinámica diaria.
  10.  Por último, tener la suerte de que en el código genético del vástago existan genes proclives a la enajenación mental y a la violencia.

Si se siguen al pie de la letra estas indicaciones… ¡seguro que lo habremos conseguido!

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