Triste herencia

por Ivan Morales

Para las monjas de la orden ´Esclavas de la Inmaculada Niña´ encargadas de cuidar y educar a las niñas menores en situación de desamparo del Centro Residencial de Larga Estancia Divina Infantita, este lugar no solamente proporciona a las niñas atención educativa y terapéutica para que puedan seguir desarrollándose con cierta normalidad, una atención individualizada atendiendo a sus características evolutivas y todo lo necesario para que adquieran las habilidades necesarias para su adecuada transición a la vida adulta, sino lo más parecido a un hogar donde sientan el amor y la seguridad de una figura adulta para un correcto crecimiento madurativo a todos los niveles.

Jugando en el patio con las niñas

Situado concretamente en la calle Comandante García Morato n° 7 de la ciudad de Melilla, junto a la Escuela Infantil de Primer Ciclo Divina Infantita – las religiosas la describen con orgullo como uno de los mejores centros educativos de este pequeño rincón de España – , esta casa es un lugar de convivencia para estas menores – la mayoría musulmanas de nacionalidad marroquí – que han pasado previamente por la comandancia de la policía tras ser abandonadas por sus familias. “La clave es el diálogo. Se comportan con agresividad porque es lo que han aprendido en la calle y por ello, es difícil “manejarlas” en muchas ocasiones. Necesitan paciencia y amor. Por ello, cuando hay un problema en esta casa, se pasa a dialogar con las menores para que comprendan qué pasa y por qué no pueden seguir con esa agresividad”, comenta la madre Celina, responsable del lugar.

Realizando talleres a cargo de los voluntarios.

Otra de las claves en la que insisten las religiosas que viven con las menores es la educación, ´para que tengan herramientas con las que integrarse en el futuro en la sociedad´, y en ella hay que destacar la gran labor de las educadoras que imparten las clases de apoyo a las niñas a todos los niveles fuera del horario lectivo.

Nuestra labor como voluntarios en este centro pertenecientes a la ´Confer La Salle – Cáritas´ durante las últimas dos semanas del mes de julio ha consistido fundamentalmente en acompañar a las pequeñas a la playa por las mañanas y en realizar con ellas las diferentes actividades organizadas en talleres por las tardes. En palabras textuales de uno de los miembros de este equipo de voluntarios, ´es una experiencia muy gratificante que va dirigida a que se lo pasen bien transmitiendo en todo momento valores´.

Hora de juego

Lindos recuerdos nos llevaremos tras nuestra marcha como es la importante labor humana del grupo de religiosas – que tan bien nos acogió durante el tiempo compartido con ellas- , así como la fe en el buen trabajo en equipo realizado con las niñas basado en el respeto, la confianza y el amor.

Reunión de voluntarios

A LAS NIÑAS DE LA DIVINA INFANTITA
Las niñas de la Infantita,
no saben a quién llorar,
siempre tienen en su mente
una madre a la que amar.

Y quien cumple esta figura,
son las monjas de este hogar,
las acuestan por las noches
y las hablan con bondad.

¿Sabe Alá de estas pequeñas
abandonadas sin piedad?
¿Sabe Dios de estos destinos
escritos por el azar?

Sus miradas inocentes
nos delatan su verdad
pero en ellas hay un brillo
de esperanza, especial.

Sus abrazos son sinceros
pidiendo calor de hogar,
con la llama de la infancia
que un *dios griego apagará.

¿Sabes tú si adolescentes
tendrán ganas de soñar?
¿Sabes tú si siendo adultos
consigan vivir en paz?

Pidamos para estas niñas
mucha suerte al navegar
con la proa bendecida
cuando partan a la mar.

Melilla, julio del 2022
*Chronos

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