RESPECTO A…

por J.A. "GARAÑEDA"

La noticia del Norte de Castilla, en su edición del día seis de Septiembre de 2022, no me sorprendió. Como apunta su autor, la polémica en torno al Torneo del Toro de la Vega siempre estará abierta.

Me sorprendieron en cambio las declaraciones del edil municipal, Miguel Ángel Oliveira, quien pareció pretender dar por bueno algo que, desde nuestro punto de vista, nunca tuvo justificación alguna. Me refiero concretamente al hecho de minimizar el daño de unas decisiones comunitarias y judiciales que en ningún momento estuvieron basadas en la verdad, y que el tiempo ha venido a demostrar que sólo han servido para que muchos contemporicen con quienes tienen el poder haciendo valer por encima de la auténtica justicia intereses difícilmente admisibles. Y todo ateniéndonos a una visión pura y exclusivamente moral y objetiva.

Por otra parte, respecto al hecho de que un grupo político municipal como VOX haya presentado una moción para que el Torneo del Toro de la Vega sea llevado a cabo con muerte, en contra de otras opiniones, a nosotros nos parece total y absolutamente comprensible. No es casualidad que, quienes se hallan enfrente del pueblo tordesillano, lo estén también en contra de otras muchas cuestiones, todas ellas de tipo identitario, de mayor importancia si cabe que una tradición taurina, aunque sea secular. Y sin embargo, continúan dando la matraca sin que ningún poder público les plante cara, simplemente porque se trata de una formación política más. Lo cual demuestra lo inteligible que resulta que alguien intente recuperar legal y legítimamente un rasgo de identidad cultural arrebatado por la fuerza. Además, el simple hecho de que la ley 2/2016 establezca la “prohibición de muerte de reses de lidia en presencia de público en espectáculos taurinos populares y tradicionales, en Castilla León”, es en sí misma una falacia, un fraude, ya que públicamente se da muerte todos los días en las plazas de toros de cualquier parte de España a toros bravos, en espectáculos que son igualmente populares y tradicionales. Por tanto, tildar de incomprensible la postura de VOX nos parece una completa incoherencia, aparte de una forma más o menos sutil de negar la mayor.

Tampoco llega tarde, ni está fuera de lugar; pues, aunque el hecho de que nunca antes VOX hubiera manifestado públicamente su postura al respecto, no implica que ahora no pueda hacerlo. Tal vez, si lo hace en este momento se deba al incumplimiento, por parte del partido de gobierno que rige el consistorio, del acuerdo que hubo llevado a cabo en su día con VOX. Un partido que está en su derecho de intentar reclamar una vez más el retracto de la impostura de la Junta de Castilla y León. Que las vías judiciales se han agotado, eso ya todos lo sabemos. Sin embargo –como hemos argumentado en ocasiones anteriores–, ello no impide que, cualquier partido político, la ciudadanía, o quien sea puedan, en el legítimo ejercicio de sus derechos constitucionales, exigir la abolición de un decreto caprichoso y sesgado, que jamás debió ver la luz del sol.

Finalmente, y respecto a que el hecho tiene un propósito meramente electoralista y pretende únicamente “buscar protagonismo”, debemos preguntarnos: ¿Y quién no, dentro del abanico político, no busca continuamente esto? ¿Acaso existe alguna formación política que reniegue del legítimo derecho a buscar algún tipo de beneficio electoral? ¿O de cualquier otro tipo? Desgraciadamente, no vivimos en una sociedad democrática que pueda presumir de hallarse en condiciones de hacer este tipo de críticas hacia nadie. Son los partidos políticos, desde el principio, quienes nos han enseñado que gobernar con la verdad es una utopía. Y que lo verdaderamente rentable (para ellos naturalmente) es hacerlo con la mentira, aunque todo resulte finalmente asqueroso. Así que, dejemos que los buenos propósitos (aun sin ser perfectos) salgan a la luz. Quizá, alguien, algún día, consiga rescatar algún valor perdido y comencemos a darnos cuenta de que la lucha nunca es huera. Hoy, por hoy, cada uno de nosotros es plenamente conscientes de que nos han “dejado en la caseta”. Pero el hecho de que hayamos agotado esas vías judiciales no nos impide seguir reclamando lo que nos pertenece por derecho propio. Mientras tanto, seguiremos señalando con el dedo a quienes nos hicieron y continúan haciéndonos tanto daño. Ojalá algún día se tornen las rejas.

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