Lo que vamos a comer

por J.A. "GARAÑEDA"

La cosa no es nueva. Sin embargo, es conveniente poner en conocimiento de los consumidores que, desde hace algunos años, la U.E. (Unión Europea) lleva recibiendo, en las Comisiones correspondientes, solicitudes de todo tipo encaminadas a cubrir posibles carencias de suministro alimentario, no sólo en Europa, sino en otras partes del globo. Estas solicitudes corren a cargo de empresas, la mayoría de ellas ajenas a los propios países europeos, aunque también las hay de países asiáticos. Un hecho que, aunque es publicado en el B.O.E. (Boletín Oficial del Estado de nuestro país), no supone necesariamente que la población, en términos generales, posea conocimiento de ello.

A simple vista, todo parece normal; nadie se inclinaría a pensar que algo tan “inocente” y común en la práctica de las áreas oficiales de los estados pudiera ser, lisa y llanamente, una plataforma para albergar situaciones tan aberrantes, y puede que hasta contrarias a la salud pública.  Pero, en fin, como nos movemos en un mundo en el que el dios dinero ha sustituido todos los cánones posibles de los valores humanos, pues ¡qué más da!

Tras esta entradilla, y para que no dejar que alguien pueda suponer que el contenido del artículo es tan solo mera especulación, daremos algunos detalles acerca de lo que intentamos hacer llegar a nuestros lectores:

El día (7) siete de enero de 2018, la empresa Ynsect NL B.V., conocida también bajo la denominación PROTI-FARM HOLDING NV, presentó ante la Comisión correspondiente de la UE, de conformidad con el artículo 10, apartado 1, del Reglamento de la UE 2015/2283, una solicitud para que, en sus formas congelada, en pasta (molida), desecada y en polvo, pudieran utilizarse y comercializarse larvas de Alphitobius Siaperinus (escarabajo del estiercol), tanto en forma de ingrediente alimentario destinado a la población humana adulta, en general, como de complemento alimentario. Y así se define en la Directiva 2002/46 de la CE del Parlamento Europeo y del Consejo. Entre la amplia gama de productos que produce esta empresa se encuentran los denominados AdalbaPro, para consumo humano, cuyos ingredientes, provenientes de insectos, se publicitan como una gama única que “puede ser utilizada como sustitutivo de carnes, además de ser una fuente muy poderosa de proteínas…” Estos productos AdalbaPro, están siendo ya utilizados en pastelería, nutrición deportiva, patés, y carnes alternativas (como sustitutivos de las carnes naturales). También existen otras gamas: una para alimentación animal y otra para tratamiento de productos vegetales. La empresa fue fundada en París en el año 2011 por científicos y militantes ecológicos.

Del mismo modo y según el Reglamento de Ejecución (UE) 2023/5 de la Comisión de 3 de enero de 2023, se autoriza la comercialización de polvo parcialmente desgrasado de Acheta Domesticus (grillo doméstico), como nuevo alimento para la población humana, modificándose el Reglamento de ejecución (UE) 2017/2470, en cuyo párrafo 9, entre otras cosas, dice lo siguiente: “… Debe evitarse toda posible controversia en torno a la identidad de estos nutrientes. Por lo tanto, resulta oportuno establecer una lista positiva de los mencionados minerales y vitaminas.” Asimismo, en el párrafo 10 incide claramente en esta necesidad, dado que: “… existe una amplia gama de preparados vitamínicos y sustancias minerales en la fabricación de complementos alimenticios que actualmente se comercializan en la UE que no han sido evaluados y, por tanto, no se hallan incluidos en listas positivas”.

Conviene señalar a tenor de lo anterior que, actualmente, una de las empresas más importantes dedicadas a la producción y comercialización de este tipo de producto es la asiática Cricket One Co. Ltd., quien presentó en fecha 24 de Julio de 2019 una solicitud a la Comisión, de conformidad con el artículo 10, apartado 1, del Reglamento (UE) 2015/2283, para la comercialización de este producto y su utilización en pan, galletas saladas, colines, barritas de cereales, multicereales, premezclas secas para horneados, pastas, transformados de la patata, salsas, pizsas, lactosueros, sopas y concentrados, sucedáneos de carne, aperitivos a base de harina de maíz, bebidas similares a la cerveza, artículos de chocolate, frutos de cáscara, similares a patatas fritas, etc., todos ellos destinados a consumo humano.

Existen compañías similares en diversas zonas de Asia; pero, con estos dos detalles creo que es más que suficiente. La realidad es que, desde hace siglos, el hombre se ha alimentado de maneras muy diversas. Unas más sanas que otras, pero al fin y al cabo no eran sino formas de supervivencia basadas en las posibilidades que el medio le brindaba y en la costumbre. Hoy en cambio, esa posibilidad de conseguir alimentos sanos a partir de la naturaleza es infinitamente mayor, por muy pesados que se pongan dándonos la tabarra con que el planeta resulta insuficiente para alimentar a toda la población mundial. ¡Y una mierda! No sabemos si estas nuevas maneras de conseguir alimento formarán parte del futuro de nuestros descendientes. Sin embargo, una cosa es cierta: entre los alimentos más exquisitos que la UE y más concretamente España han conseguido introducir en países de más allá de nuestro entorno, incluída Asia, está el jamón de Jabugo, el de Extremadura y el de Guijuelo, la cecina de León, el chorizo cular, etc. Y no porque en aquellos alejados lugares no exista la raza porcina, sino porque, por muy ricos proteínicamente que resulten los grillos, los saltamontes o las cucarachas (por poner un ejemplo) no tienen comparación con un buen plato de loncheados ibéricos. Y si no, que se lo pregunten a los diputados europeos.

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