Cuando los gallos comienzan sus tempranos
ensayos cantores, uno detrás de otro, cual
conversación matutina, y a través del hueco
formado por la pared exterior y techo ondulado de uralita una brisa fresca nos toca poco a poco la piel obligándonos a echarnos la manta parcialmente por el cuerpo, manta donada gentilmente por la compañía aérea con la que viajamos desde España y que normalmente comparte espacio junto a la almohada, el repelente, el diario y la linterna, aterrizo de un sueño ininteligible cuyos escenarios y protagonistas me son conocidos mientras una voz interior me susurra al oído: -» Aún sigues en Filipinas.
Y aquí sorprendenteme en los albores de la mañana hace ya tiempo que todo está despierto; niños parcialmente desnudos con la cabeza completamente enjabonada alrededor de la bomba de agua jugando a mojarse, mujeres limpiando la ropa junto al río mientras sus maridos están pescando en alta mar, y varios jóvenes uniformados con el pelo húmedo y escrupulosamente bien peinado listos para entrar en sus respectivas clases. Y de repente descubro que esta pequeña comunidad no es muy diferente a la nuestra, y consigo distinguir claramente algunos patrones básicos que se repiten en las sociedades en las que he vivido como voluntario: el instinto de supervivencia, la búsqueda de la felicidad y el anhelo vivo por parte de sus gentes de ver cumplidos sus sueños.
Iván M.
JHIS, Bagac Bataan (2017)