La muerte de Sassoli o los secretos de la Eurocámara

por J.A. "GARAÑEDA"

Gran cantidad de medios se han hecho eco del fallecimiento del presidente de la Cámara Europea, David Sassoli. En todos ellos, los noticiables eran coincidentes: una hospitalización, durante el pasado mes de Septiembre, por un caso severo de neumonía, con fiebre muy alta, le había mantenido alejado de la política hasta noviembre del mismo año. Sin embargo, nadie al parecer “sabía” nada de este asunto. Por lo que, curiosamente, la noticia se mantuvo en secreto. Y, lo más curioso, no nos explicamos por qué.

Esta patología sufrida por el presidente de la Cámara, acabaría complicándose, desembocando finalmente en lo que, en términos médicos, se definió como una “disfunción del sistema inmunitario”.  Lo cual llevaría a su traslado al Centro de Referencia Oncológica, en Aviano, donde en última instancia tuvo lugar su fallecimiento, siendo las 1,15 horas del martes día 11 de Enero de 2022.

Su pérdida, lógicamente, ha sido lamentada públicamente en todos los sectores políticos de la U.E., al tiempo que no han escatimado elogios tanto hacia su persona como a la labor desarrollada por el político periodista durante el tiempo en que permaneció al frente del Parlamento europeo. Sin embargo, el mutismo acerca de los detalles que pudieron haber causado real y verdaderamente la muerte de David Sassoli, es absoluto.

Desde nuestro punto de vista este mutismo, desde el momento mismo en que se produjo su ingreso hospitalario, en Setiembre del pasado año, carece de todo sentido. Sobre todo teniendo en cuenta que Sassoli era un político de formación humanística, perteneciente a las corrientes cristianas socialdemócratas, de las que formó parte desde su fundación creación, y muy ligado a otros sectores del catolicismo italiano.

Por otro lado, el hecho de que estuviese o no vacunado, también se ha silenciado. Lo cual no deja de propiciar que, cuantos lo estimen conveniente o interesante (dada la situación sociopolítica y sanitaria que atravesamos), den rienda suelta a su imaginación y piensen que, tal vez, su muerte haya tenido que ver con los tan traídos y llevados “efectos secundarios” de las mismas. No en vano, existen sectores científicos que difieren de su seguridad (en contra de lo que las autoridades sanitarias respectivas difunden), manteniendo la postura de un insuficiente testado, así como los múltiples efectos adversos que pueden ocasionar, frente a la administración masiva de las mismas.

Todos estos silencios, a nuestro parecer, deberían haber sido aclarados ya por la Cámara de la U.E.; sobre todo si pretende tener credibilidad ante el electorado europeo. Un electorado que, en general, ha asumido con demasiada ceguera el programa de una agenda que muchos dudan hacia donde nos llevará finalmente.

Por último, mencionar algunas de las posturas de Sassoli. Un hombre quizá demasiado espontáneo, pero a la vez comprometido con ciertas actitudes que puede que no sean compartidas por todos, como por ejemplo (según lo definen algunos): ser “un gran fan” de Pablo Iglesias, con quien mantuvo un contacto muy fluido durante su etapa como Vicepresidente del gobierno español. O ese proteccionismo solapado que, según sus propias declaraciones, defendió en su momento en favor de las farmacéuticas europeas, para que no se viesen perjudicadas por la competencia en la investigación de vacunas por otras empresas internacionales. O, su defensa de la recuperación económica europea en función de una vacunación lo más masiva posible (“Nuestra recuperación económica será más fuerte cuanto mayor sea la difusión de las vacunas” –dijo en su día).

También dijo: “ya no se puede volver al punto de partida…” (en clara alusión a un supuesto Nuevo Orden Mundial); “Nuestra misión es construir una política sanitaria europea que dote a las instituciones de la U.E. de competencias en este ámbito.” Etc.

En mi opinión: ¿qué quería decir con estas frases? Es más que evidente, hay momentos en los que, cuanto más claro le hablas a la gente, menos entienden por dónde van los tiros. Y, lo que es más cierto: los políticos, jamás hablan con verdad. De modo que, como siempre se dijo: “Blanco y en botella”.

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