La Batalla de las Ardenas, la última gran ofensiva alemana en la recta final de la II Guerra Mundial que supuso el último ´coletazo de vida´ del Tercer Reich en toda Europa, se sitúa en el mapa en la región de Valonia, la zona francófona de Bélgica poblada por densos bosques que tuve la suerte de visitar en compañía de mi amigo Gustavo un cálido día del mes de abril.

Y es en el interesantísimo Bastogne War Museum (Museo de Guerra de Bastoña), éste dedicado a difundir todo lo concerniente a esa campaña alemana en su afán por reconquistar de nuevo parte del territorio perdido hasta la ciudad de Amberes tras el desembarco de las tropas aliadas en Normandía, donde te das cuenta de la sinrazón y de la barbarie que conllevan todas las guerras entre las que desafortunadamente se encuentra la actual invasión rusa de Ucrania.

Situado en el municipio valón de Bastoña, archiconocido en el mundo del ciclismo por celebrarse allí una de sus grandes pruebas, la Lieja – Bastoña – Lieja, este ´centro histórico de la memoria´ permite al visitante adentrarse durante unas horas en las operaciones militares – Battle of the Bulge – desarrolladas en las Ardenas en el crudo invierno de 1944 – 1945 y cuyo triunfo aliado marcó el caos total en el ejército alemán y el final del nazismo en nuestro continente.


“Nuts!”, la histórica respuesta de un general del ejército americano ante las exigencias de rendición de las tropas de Hitler y cuya posible traducción en español podría ser “¡Pelotas! o ¡Ni de coña!”, refleja la fuerza y la fe en la victoria de los soldados norteamericanos cercados por los nazis que lograron sobrevivir en Bastoña – murieron más de tres mil soldados estadounidenses defendiéndola – en unas condiciones terriblemente duras e inhumanas.


El recorrido histórico a través de las diferentes salas – algunas de manera virtual con las diferentes proyecciones ambientadas en distintos momentos de la batalla – siguiendo una inusual e interesante trama protagonizada por cuatro personajes, un niño y una maestra de origen francés y un soldado de cada bando, te adentra profundamente en los horrorosos acontecimientos que sucedieron a mitad del siglo pasado en este pequeño rincón de Bélgica, y permiten conocer y posteriormente recordar al visitante algunas anécdotas dignas de mención que allí sucedieron, como son las siguientes: la formación del joven George Patton en la famosa academia de West Point tuvo unas ´prácticas´ míticas, nada más y nada menos que la persecución de Pancho Villa en la frontera de México. Otra de las anécdotas que nos llamó la atención fue que en muchas ocasiones, por ´cercanía aria´ según los soldados alemanes, los prisioneros belgas de origen flamenco eran perdonados por los nazis y no así los de origen valón. Otra, que desafortunadamente se vuelve a repetir en la actualidad, es que durante los conflictos bélicos una de las razones por las que las mujeres más jóvenes son las primeras en exiliarse es debido al miedo a ser violadas por el enemigo, o que gracias a algunos empresarios importantes de uno u otro bando – en aquel momento Ferdinand Porsche creador de los primeros Volkswagen en el ejército de Hitler – muchas campañas bélicas que acaban con la vida de miles de personas son costeadas en tiempo récord.

Volvemos a tropezar en la misma piedra, y parte de la humanidad vuelve a revivir con la invasión de Ucrania el infierno de la guerra trayendo a los que ya peinamos canas como yo tristes recuerdos de la sangrienta guerra civil de la antigua Yugoslavia. ¿Se volverá a repetir la historia?