EL  paso de la vida

by Antonia Núñez Millán

Dios nos ha regalado la vida que es un “don” para que gocemos de Él en la Gloria al término de nuestra vida.

La vida en esta tierra es un camino, donde hay subidas, bajadas y llanuras. Y también varias etapas, la niñez, la adolescencia, la juventud y madurez, en esta última nos vamos a fijar.

En esta etapa en que ya estamos jubiladas y no tenemos el agobio del horario por el trabajo, se pueden hacer muchas cosas. Cultivar aquellas aficiones que no hemos podido hacer por falta de tiempo, estar más con la familia y con mas sosiego, dedicar más tiempo a las amistades y amigos/as, hacer favores a algún vecino/a que lo necesite, ir a ver a algún familiar enfermo con más frecuencia. Y también dedicarle más tiempo a Dios. Nos dice Jesús en el Evangelio: “De que le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma” (Mateo 16:26).  Va bien hacerse un plan para tratar más a Dios y que no se que solo en buenos deseos: ir por ejemplo algún día entre semana a Misa, confesarnos, ya que como hemos dicho en esta etapa tenemos más tranquilidad para todo y podemos hacer el examen con más sosiego.

Rezarle el rosario a la Virgen, sabemos que es la oración que más le gusta, el Ángelus a las 12, es el acontecimiento en el que le recordamos a la Virgen el momento en que el Arcángel San Gabriel le anuncio de parte de Dios que iba a ser la Madre del Mesías, las tres avemarías por la noche antes de acostarnos; leer el evangelio todos los días 5 minutos para ir conociendo la vida de Jesús porque mal lo vamos a imitar si no sabemos ni lo que dijo e hizo, porque con la lectura del Evangelio no nos encontramos con una idea sino con una persona, que es Jesucristo.

En esta etapa donde las fuerzas y facultades van disminuyendo  hay que tener paciencia y reírnos de nosotros mismos en vez de enfadarnos al ver que lo que antes hacíamos en media hora ahora necesitamos el doble de tiempo.

 Ofrecerle a Dios nuestros achaques sufrimientos y dolores, no pensar que nuestra vida ahora que producimos poco tiene menos valor, ni mucho menos. Si le ofrecemos a Dios con alegría todo eso que nos pasa, tiene mucho valor ante Dios porque esa es nuestra oración del cuerpo.

Aunque la muerte no tiene edades, por ley natural las personas avanzadas en años estemos más cerca de ello.

Me impresionaron la primera vez que las leí las palabras que ponían en la entrada de un cementerio: Vosotros sois lo que nosotros fuimos, vosotros seréis lo que nosotros somos.

En el momento de la muerte, no sirven para nada los títulos que tengamos, la fama el dinero, todo eso se queda aquí, en ese momento solo cuentan las buenas obras que hayamos hecho. Como dice el Papa Francisco con mucha gracia: que no va detrás del coche fúnebre un camión de mudanzas.

Dicen que las personas mueren como viven. Si durante nuestra vida hemos intentado contar con Dios en todos nuestros asuntos pidiéndole ayuda y queriendo hacer su voluntad, ese momento de la muerte es cambiar de la casa terrena a la Celestial  Hace más o menos un mes leíamos en el Evangelio de la Misa, que un maestro de la Ley le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar? . Él le dijo: ¿Qué lees en ella? contestó<<Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Yal prójimo como a ti mismo<<. Jesús le dijo: <<Bien dicho, haz esto y tendrás la vida>>.    Hace un tiempo venia en la prensa una entrevista que le hacían a uno de los hijos del arquitecto Chillida, contaba que su padre nunca temió la muerte y que decía: “Lo único que tenemos claro en esta vida después de que nacemos es que vamos a morir ¿Por qué tener miedo a algo que es parte de la vida?”

Teniendo esta idea presente nos ayuda a priorizar las cosas y preocuparnos de lo realmente importante de cara a Dios, que hemos visto que es lo que nos vamos a llevar a la otra vida.

Jorge Manrique también nos lo recuerda en una de las coplas que dice a la muerte de su padre.”Este mundo bueno fue, si bien usásemos de él como debemos, que según nuestra fe es para ganar aquel que atendemos”

Y San Pablo les dice a los Colosenses y nos lo dice a todos:”Buscad las cosas de arriba, saborear las cosas del cielo, no las de la tierra. Vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”

Pero siempre es momento de volver a Dios mientras hay vida, no nos va a rechazar si durante nuestra vida le hemos olvidado, tenemos el ejemplo del buen ladrón.

Y sabemos que la muerte no es el final, lo recitan los Militares cuando algún Guarda Civil fallece, con una canción muy bonita y entrañable; y se titula así: “La muerte no es el final”: “Cuando la pena nos alcanza por un hermano perdido, cuando el adiós dolorido, busca en la Fe su Esperanza.”

Estamos en el mes de los difuntos, es una obra de caridad y en algunos casos puede ser de justicia el que recemos por las almas del Purgatorio para que se vayan cuanto antes al cielo, aparte de lo que queramos rezar por ellas lo que más les adelanta la salida es la Santa Misa ofrecida por ellas. Se las encomendamos a la virgen María.

Humor: En un pueblo el cementerio estaba viejo y decidieron los vecinos hacer otro nuevo en un olivar. El día de la inauguración el alcalde les dio un discurso y les dijo: “¡quién nos iba a decir a nosotros que donde comíamos las aceitunas íbamos a dejar los huesos!”

El señor Aquiles va a comprar al Supermercado y cuando va a pagar le pregunta la cajera: “Señor Aquiles ¿Cómo va a pagar en efectivo o con tarjeta?” y pregunta “¿tienen talones?.”

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