Ahora que comenzamos el nuevo año, es bueno iniciarlo dando gracias a Dios.
En la oración Prefacio que se reza en cada Misa se dice: “En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno”.
A Dios le debemos todo lo que somos y tenemos, todo lo hemos recibido de Él. Nos lo recuerda S. Pablo que les dice a los de Corintio: “¿Que tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste ¿Por qué te glorias como si no lo hubieras recibido?” Corintios 1,4-7.
Como Padre nuestro que es, a Dios le gusta que sus hijos seamos agradecidos. Lo vemos en la vida de Jesús cuando vivía entre los hombres de su tiempo. Jesús más de una vez se dirigió a Dios para darle gracias. Cuando va a resucitar a Lázaro se dirige a Dios. Quitaron la piedra y Jesús elevando los ojos al cielo dijo: “Padre te doy gracias porque me has escuchado”.

Y Jesús mismo echa en falta ese agradecimiento cuando curó a los diez leprosos, y después que se vieron curados solo uno volvió para darle las gracias. Pero Jesús dijo: ¿No son diez los que han quedado limpios? ¿Dónde están los otros nueve? Nos lo cuenta S. Juan en el capítulo 17,11-19.

Si somos agradecidos Dios nos dará más. Es lo que nos sucede a nosotros en nuestra vida. Cuando una persona nos agradece el favor grande o pequeño que le hemos hecho, nos sentimos más inclinados a hacerle el siguiente.
Tenemos muchos motivos para darle gracias a Dios. Nos ha dado la vida por medio de nuestros padres, una familia, la Fe. En el Bautismo, aparte de otros dones, recibimos las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. Hemos nacido en un país católico donde podemos salir de casa y entrar con toda libertad y tranquilidad. Sé de algunas personas cercanas que estaban en otro país y se volvieron a España por la falta de seguridad ciudadana que allí había.
Estamos rodeados de personas buenas y malas, estas últimas hacen más ruido, pero a pesar de las noticias negativas que nos ofrecen cada día los medios de comunicación, estamos convencidos que hay más personas buenas y honradas que al contrario. Como el chico que se encontró un maletín con dinero que no dudó ni un momento en devolverlo porque sabía que no era suyo. Y tenía necesidad porque estaba sin trabajo. Y sobre el mismo tema venia hace poco una carta al director agradeciendo a la persona que se había encontrado su monedero en el que llevaba varios cientos de euros, y elogiando su honradez porque no faltaba ni un céntimo.

Y podíamos seguir con una larga lista de personas que son dignas de admiración por su preocupación por los demás, pero para no cansar a los lectores me limitaré a relatar dos ejemplos ocurridos hace pocos meses aquí en Valladolid. Uno el de un chico que salvó a una joven que se estaba asfixiando porque se había atragantado al ir comiendo un bocadillo de jamón. Al día siguiente cuando entrevistaron a la joven comentó: “En el hospital me decían que respirara y yo solo pensaba: me estoy muriendo.”
Y el siguiente protagonista es otro joven que se lanzó al río Pisuerga al ver a una persona que se estaba ahogando. En los dos casos, gracias a la rapidez con que actuaron los protagonistas salvaron una vida.
Esto nos lleva a dar gracias a Dios por todo lo que nos da cada día. El podernos levantar cada día, la salud, el disponer de casa, abrigo, familia. El otro día me enviaron un mensaje de buenos días en el que decía: “nacer es un milagro, estar vivo es un regalo, tener salud es una bendición y vivir en paz es la felicidad.” Y acordarnos de los que carecen de muchas de estas cosas y ayudarles dentro de nuestras posibilidades, Dios cuenta con nuestra generosidad para ayudar a nuestros hermanos más necesitados.


De Benedicto XVI yo solo voy a dar unas pinceladas. El día 5 de enero se publicó un número extraordinario de Alfa y Omega que se titulaba: “Adiós a un Papa valiente” en el que escribían varias personas que habían tratado a Benedicto XVI. Y yo personalmente quiero unirme a lo que es menos conocido de la persona humana entrañable y humilde de Benedicto XVI. Y que lo han destacado las personas que lo han conocido de cerca. Una de ellas es el publicista español Gustavo Entrala. Le preguntaron en la entrevista. ¿Que ha supuesto para usted la muerte del Papa?. Como he tenido una historia con él, me ha tocado mucho. Como creyente me sumo a las oraciones que la Iglesia propone. A nivel histórico creo que se va a hacer justicia con él. Fue visto como reaccionario, cuando en realidad no lo era. Era una persona con una creatividad, imaginación e inteligencia fuera de lo común. A mí me llamó la atención que con todo el marco de referencia que tenía en la opinión pública, de un Papa más bien rígido, poco amigo de la cámara al que no le gustaba la atención mediática –todo cosas ciertas- cuando yo estuve con él reunido, lo que me encontré fue una persona muy entrañable, con una mirada superacogedora, muy delicado, muy atento a lo que le contabas. Es una visión de Benedicto XVI que muy poca gente tiene simplemente porque no han estado con él.

Y sobre el mismo tema extraigo unas palabras que dijo el Prelado del Opus Dei en una entrevista al periódico La Razón. Le pregunta: ¿Cree que la historia acabará haciendo justicia a Benedicto XVI por encima de los tópicos que le han perseguido hasta ahora?
Las manifestaciones de afecto que se produjeron al final de su Pontificado, y ahora después de su fallecimiento, son expresión de la huella profunda que deja en millones de personas. Además en sus casi ocho años de pontificado, Benedicto XVI nos ha dejado una amplísima predicación que constituye un gran patrimonio espiritual y una enseñanza pastoral de gran belleza y profundidad, que ha ayudado y ayudará a orar, a pensar la fe, a vivir la caridad y a gestionar mejor las relaciones humanas, personales y sociales. Pienso que el conjunto de sus escritos y su magisterio serán en el futuro fuente de inspiración para muchos creyentes e incluso no creyentes.
Como es lógico sigue mucho mas, pero yo solo quiero añadir unos datos refiriéndome a lo que dice el Prelado de que servirán sus enseñanzas incluso a los no creyentes. A los pocos días de su fallecimiento me llegaron al móvil varios testimonios de personas que se habían convertido por los escritos de Benedicto XVI. El titulo era: Ateos, agnósticos, políticos….8 conversos se hicieron católicos a través de Ratzinger y cada uno de ellos contaba su historia.

Dios que premia a los humildes y sencillos, le habrá dado un puesto muy alto en el cielo a Benedicto XVI.
Humor: Una señora muy instruida, decide llevar a su hijo pequeño a la Ópera. Durante la representación, el niño, le pregunta muy preocupado a su mama. Mamá ¿porqué amenaza ese señor con un palo a la señora que está cantando? No la amenaza hijo la está dirigiendo. Pues si no la amenaza ¿por qué la señora grita tanto?.
¿Por qué llegas tarde Jaimito? Porque se murió mi abuelo. Lo siento, ¿Cuándo murió? Hace un año ¿y por eso vienes tarde hoy? Es que mi madre se paró hoy a contarlo.